Remando por el Mosoni Duna - día tres: 35 Km.

viernes, 5 de agosto de 2011

recorrido del día

 

Hoy ha sido el día más duro de la semana. Hemos navegado 35 kilómetros entre la isla fantástica y un prado de ensueño donde dormiremos esta noche.

 

 

 

fresbie volando a la derecha, Anais en primer plano A las 7:30 todo el mundo estaba en pie y en un par de horas estábamos todos en el agua desayunados y listos para remar. Ha habido una pequeña recomposición de equipos antes de salir que afortunadamente no nos ha afectado, seguimos siendo Ian, Katie y yo. Hemos hecho un par de descansos en zonas donde el ría se ensanchaba sin bajar a tierra, juntando las canoas en paralelo. Los que se han bañado han estado jugando al frisbee. Hemos parado a comer al lado de un quiosco con una playa de hierba y arbolitos.

descansando tras el almuerzodejando a la corriente trabajar por nosotros

Zsolt, nuestro líder, tenía dos opciones para elegir donde íbamos a plantar el campamento esta noche. Un camping de verdad con baños, duchas y esos lujos o un sitio en el campo que él dice preferir. La decisión no era democrática, sino suya. Creo que dependía del tiempo que tuviéramos o del nivel de cansancio de la gente. Al final, como he adelantado más arriba, hemos parado en el campo, en un prado espectacular con una playita de piedras en la que uno puede adentrarse varios metros en el río sin que el agua cubra más allá de los tobillos.campamento 4. Prado de ensueño

guerra de canoas Una vez estuvo montado el campamento llegó el momento de la esperada y deseada guerra de canoas. Para esta guerra los equipos no tenían porque ser los mismos que al navegar, de hecho mucha gente se ha quedado en tierra. Ian, Katie y yo hemos permanecido fieles al grupo y hemos cogido una canoa juntos. Se nos ha unido Anthony (Inglaterra) y nos hemos echado al agua con pequeños problemas de estabilidad. Antes de llegar a la primera batalla con otra canoa que se nos aproximaba bajando el río los pequeños problemas de estabilidad han crecido hasta hacernos volcar en medio del río. Estábamos algo más cerca de la orilla contraria al campamento, guerra de canoas donde el río es más profundo. Hemos intentado infructuosamente arrastrar la canoa, boca abajo, hasta nuestra orilla. Pero la corriente nos iba arrastrando rio abajo y no nos acercábamos a la orilla, así que hemos cambiado de idea y hemos tratado de llegar a la orilla contraria, que estaba más cerca. Por poco nos hemos pasado de una playita diminuta de barro y hemos sido atrapados por un árbol que colgaba sobre el agua. Imaginaros la estampa: Anthony, Katie, Ian y yo chapoteando y abrazados a diferentes ramas, con un remo cada uno y luchando por mantenernos a flote y que la corriente no nos llevara. La canoa escorada bajo mis pies a más de un metro de profundidad. Estábamos al lado de la orilla, pero no se hacía pie (bueno, yo si, pero en el lateral de la canoa). Ian y yo estábamos más cerca de la playita de barro y, a base de trepar en las ramas y resbalar y chapotear por el asqueroso fango de la orilla conseguimos sacar la canoa a la orilla justo cuando llegaban refuerzos. Katie y Anthony fueron llevados a nado hasta la orilla buena mientras Ian y yo remamos hasta allí. Tal y como llegamos reunimos una nueva tripulación para volver a la guerra. A las primeras de cambio, apenas habíamos entrado en nuestra primera batalla, estábamos volcando de nuevo. Yo ya había tenido bastante y decidí retirarme, pero Ian y Anthony siguieron un rato más con nuevas tripulaciones. Una vez terminada la guerra unos cuantos han probado el límite de capacidad de una canoa, como se puede ver en la foto de abajo.

guerra de canoasprobando la capacidad de la canoa

idílico paisaje, perfectos pies Escribo estas líneas sentado en el césped a la orilla del río. Delante mío veo pasar a Basti y Christian (ambos alemanes) cada uno en una canoa remando lentamente. A mi izquierda el sol se pone tras los árboles que hay en la distancia y más cerca Emily (Francia) da un masaje a Magnus (Suecia). A mi derecha un grupo Austro-alemán charla en su lengua. Todo transmite paz.

 

 

atardece en el campamento 4fuego de campamento

Hemos cenado rissotto con salchichas y maíz. Unos cuantos nos hemos separado un poco para tumbarnos en el césped y ver las estrellas fugaces, un cielo espectacular, y contar chistes de Chuck Norris. Hacia algo de fresco, así que en apenas una hora hemos vuelto al calor del fuego. Me he ido a dormir antes que mi compañero de tienda, Frantz, y estaba tan cansado que ni me he enterado cuando se ha acostado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tio, una de las mejores entradas que he leido, sino la mejor. Se nota que lo pasaste en grande. Besos de tu bro

Joe dijo...

Lo tuyo no es la guerra naval,deberías volve a ver la peli de Máster and Comander.
Con todo,lo que está claro es que tu aventura va viento en popa,ó mejor dicho en tu caso, a favor de la corriente.
Procura sobrevivir.
Joe.

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