La Sagrada Familia, Barcelona

lunes, 23 de septiembre de 2013

En 1882 comenzaron, bajo la dirección del arquitecto Antoni Gaudí, las obras del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia. Este edificio se convertiría años después en uno de los iconos más reconocibles de la ciudad de Barcelona.

La Sagrada Familia, Barcelona Llevo ya más de cuatro años en esta ciudad y no ha sido hasta hoy que he entrado a verlo. ¿Cómo puede ser eso?, ¿por qué?, ¿estás loco? Se preguntarán muchos, pero el motivo es muy sencillo; normalmente se cobra entrada para visitarlo. Y no es barata. Además las colas de turistas suelen ser espantosas. Así que estaba esperando pacientemente a que llegara una oportunidad adecuada. Y ha sido esta semana, con motivo de las fiestas de la patrona (La Mercè), que han hecho jornadas de visita gratuita. Tan solo había que reservar la entrada en la web de las fiestas y te daban fecha y hora. Así se evitan colas y agobios… una de esas cosas bien hechas, vamos. Así que he aprovechado la oportunidad de ver esta iglesia increíble por dentro con Juliana y nuestros amigos Armin y Dalius (todos ellos han salido ya aquí, así que no los presento).

La Sagrada Familia, BarcelonaLa Sagrada Familia, Barcelona

La Sagrada Familia es una basílica que tiene la peculiaridad de que hoy en día sigue en construcción. Siempre recuerdo que mi padre, que la visitó en los ochenta, contaba lo peculiar que era recorrer una iglesia mientras los artesanos y obreros trabajaban a su alrededor. Era una oportunidad única poder asistir a la construcción de un monumento en vivo y en directo.

La Sagrada Familia, BarcelonaLa Sagrada Familia, Barcelona

Hoy en día el interior está prácticamente terminado, así que no hay andamios ni obreros. Lo que si hay son colores, columnas, niveles y formas peculiares por doquier. El resultado, como atestiguan las fotos que adornan esta entrada, es sencillamente espectacular.

La Sagrada Familia, BarcelonaLa Sagrada Familia, Barcelona

Las obras actuales se centran en el exterior, donde se termina el tercero de los cuatro portales y se alzan, poco a poco, las torres centrales. En 2026 se celebrará en centenario de la muerte de Gaudí y los hay que ponen esa fecha para terminar la construcción del templo… pero todavía les queda mucha tela que cortar, así que yo apostaría a que no. Además, el que esté sin terminar le otorga una peculiaridad que la hace más atractiva, y no creo que los gestores de las visitas turísticas sean ajenos a este detalle.

La Sagrada Familia, Barcelona

El círculo se cierra

domingo, 15 de septiembre de 2013

Todo viaje, por definición, tiene principio y fin. Y desde que el hombre se hizo sedentario esos hitos del recorrido son el mismo punto; haciendo que todo viaje sea, casi por definición, circular.

recorrido

Y mi periplo de este verano no podía ser menos. Y este es el momento en el que regreso a mi pequeño punto del mapa. Al lugar en el que está mi casa. Pero no sin antes pasar una última aventurilla…

Hay veces que las cosas ocurren de un modo curioso. Este verano he recorrido más de 7.000 kilómetros por Europa. He recorrido nueve países y no he subido a un solo avión. He usado trenes, autobuses, blablacar y he hecho auto-stop.
No he tenido un solo problema el los primeros 6.850 kilómetros. Pero, cuando tan solo me quedaban 150 kilómetros para llegar a casa, pasó esto:

autovía Madrid-Barcelona

Sí señoras, la rueda de la furgoneta en la que íbamos 9 personas reventó cuando circulábamos a 120 km/h por la autovía Madrid-Barcelona a la altura de Lérida. Para habernos matado.
Ocurrió en una recta y el conductor no tuvo mucha dificultad en dirigirse a la cuneta y aparcar allí en espera de que llegar ayuda.
Curiosamente el tipo, que se llama Daniel, borró su perfil de blablacar al día siguiente y creó uno nuevo en el que se llama Gustavo… supongo que alguno de los ocho pasajeros le dejó una opinión negativa. Yo no lo hice, los accidentes ocurren y no creo que sea plan de culpar a nadie. Además todos llegamos a nuestro destino sanos y salvos (un poco más tarde de lo previsto, eso sí).

Y al fin llego a casa, 50 días después de haber salido. En este viaje he jugado a la petanca en Nimes; he paseado, de la mano de Juliana, por Praga al anochecer; he comido salchichas en Núremberg; he mordido a un gnomo en Breslavia; he bebido palinka bajo la luz de las estrellas junto al río Mosoni Duna. En definitiva, he vivido montones de experiencias, he explorado montones de lugares y he regresado a otros que bien merecían una segunda –o tercera- visita. En la mochila traigo montones de viejas amistades reforzadas y montones de amigos nuevos. Regreso a casa con la certeza de que el mundo está lleno de personas fantásticas y de lugares increíbles. Regreso a casa soñando con la próxima aventura…

Unos días de descanso en Madrid

sábado, 14 de septiembre de 2013

Para terminar el viaje he pasado unos días en casa de mis padres para hacerles una visita y, ya de paso, descansar un poco y prepararme para el regreso. Ha sido un poco como la descompresión que tienen que hacer los submarinistas antes de regresar a la superficie.
Quiero poner aquí una nota personal y comunicar al mundo que he aprovechado para afeitarme toda la barba por primera vez en… no sé, por lo menos 15 años. La sensación es muy extraña. Por no hablar de las caras que han puesto mis padres y hermanos al verme; todo un aviso de que no debo volver a hacerlo nunca más.

un pato de Madridun bar de Madrid

Además ha venido Juliana desde Barcelona para conocer a mi familia y pasar esos últimos días conmigo (Juliana ya ha aparecido en las entradas de Breslavia, Praga, Núremberg y Dusseldorf, así que no es necesario presentarla, ¿verdad?). 
A lo pareja de turistas felices (y sin barba) hemos aprovechado para acercarnos a ver el templo de Debod en uno de esos magníficos atardeceres que se ven en Madrid con frecuencia. Por desgracia estaban cerrando cuando hemos llegado y no hemos podido entrar, pero solo por darle la vuelta y verlo por fuera merece la pena la experiencia.

templo de Debod, Madridtemplo de Debod, Madridtemplo de Debod, Madridtemplo de Debod, Madrid

Y con esta tontería queda cerrado el viaje; o casi…

Entrando a España por el Norte

martes, 10 de septiembre de 2013

frontera francoespañola en HendayaEl regreso a España, como no podía ser de otro modo, lo hice por carretera. En Biarritz cogí un autobús que me llevó hasta San Sebastián, que sigue siendo tan impresionante como siempre. Hice el viaje con dos australianas que había conocido en el hostal de Biarritz y que desde San Sebastián cogerían un bus a Barcelona.
Tuve la tentación de recortar mi última semana de viaje y coger ese bus con ellas para regresar a casa. Pero mi periplo aun tenía dos escalas que no quería saltarme. Además las australianas estaban locas: todo su afán era llegar a Barcelona para irse de fiesta, conocer chicos y drogarse sin mesura.

Así que esperé al autobús que iba a Logroño por la tarde y tuve tiempo para asomarme a la playa de la Concha y sacarle unas fotos.

San Sebastián

En Logroño me quedé en casa de mis amigos María, Cesar y su hijo Pablo. A María y Cesar no les veía desde hacía demasiado tiempo, y a Pablete ni siquiera lo conocía. Así que esa escala no solo fue gastronómicamente interesante (¡Viva la calle del Laurel!), sino que sirvió para pasar unos días “poniéndome al día” con mis viejos amigos.
Y, de este modo tan tranquilo y familiar, el penúltimo eslabón del viaje quedaba engarzado en la cadena de las experiencias vividas.

Logroño LogroñoLogroñocopazo en Logroño

Biarritz, esto no parece Francia

domingo, 8 de septiembre de 2013

Pues eso, ya lo he dicho. Biarritz, por su orografía «acantiladosa», sus mansiones decimonónicas, su clima lluvioso, sus playas de arena amarilla y sus olas estupendas se parece más a San Sebastián que a París.

BiarritzBiarritz

Un  día de verano de 1959 un escritor alemán que vivía en Santa Mónica (EEUU) pasó por aquí, se tiró al agua con un rústico tablón de madera y comenzó a deslizarse por las olas. Algunos nativos del lugar (suponemos que con txapela) le vieron y pronto comenzaron a probar el nuevo deporte.

BiarritzBiarritz

Han pasado más de cincuenta años desde que aquel hombre fuera el primero en hacer surf en el continente europeo y su aportación está vivita y coleando. En Biarritz hay decenas de tiendas y escuelas de surf donde se venden y alquilan equipos y las dos playas que hay en la ciudad están repletas de patitos en traje de neopreno que se pelean por coger las olas playeras.

BiarritzBiarritzBiarritzBiarritzBiarritz

¿Y qué más hay allí? Pues eso, ¿qué más quieres? Acantilados, faros, playas… la ciudad en sí no me resultó muy interesante, pero eso es lo de menos. Así que os dejo con unas fotos de lo que realmente me gustó de Biarritz.

BiarritzBiarritzBiarritzBiarritzcamperos malagueños en BiarritzBiarritz

Nota: quiero mencionar que he dormido en el Albergue Internacional de Biarritz, que creo que es el alojamiento más barato de la ciudad y tiene una cocina bastante apañada para preparar tus propias comidas. Está algo alejado del centro, pero bien comunicado por autobuses municipales (que son puntuales, en el hostal tienen los horarios). Hay pases de 24 horas por 2€ que valen para coger tantos buses como quieras y salen muy rentables si pernoctas aquí (el billete individual vale 1€).

Nantes, Francia

jueves, 5 de septiembre de 2013

(Que aquí lo llaman Nat, no te lo pierdas)

con Rico, el super-guerrero de Nantes ¿Qué es lo mejor de Nantes?, me pregunta todo el mundo a todas horas. Y yo contesto siempre, sin dudar un instante: «mis amigos». Y no miento. En Nantes viven algunos compañeros de «aventuras en canoa» con los que he compartido estupendos momentos en el rio Mosoni Duna; Emilie (que me ha acogido estos días en su casa), Rico (que se transforma en súper-guerrero por las noches), Dimitri (que cuando dice «Diego» quiere decir «Diego») y Pierre (que puede convertir la cerveza en agua, pero no lo hace nunca).

 

 

Nantes A los que tengáis interés en cosas más turísticas os he de decir que me he tomado la ciudad con mucha calma. He pasado dos días aquí, pero llevo ya seis semanas bastante intensas de viaje y me apetecía descansar un poco el sentido turístico. Así que, aunque he caminado mucho por la ciudad, tan solo he visitado algunos lugares «de interés». Por ejemplo el Jardín de las Plantas; un parque muy bonito y bien cuidado que me llamó la atención por los bancos gigantes, que permiten a los adultos comprender lo que le cuesta a un niño pequeño subirse a un asiento, y por las setas que cantan cuando pasas por delante, a lo cortilandia. Además hay un busto de Julio Verne que nos recuerda que el genio nació en esta ciudad.

Jardín de las Plantas, NantesJardín de las Plantas, Nantes

tejados de Nantes El castillo de Nantes es más bien un palacio amurallado, muy elegante y decorado. Se puede dar un paseo por casi todo el recinto y por la muralla sin pagar, y merece la pena hacerlo. Tiene vistas interesantes de los tejados de la ciudad (me encantan las chimeneas de ladrillo rojo) y de la fábrico original de Lu. Sí, resulta que las galletitas saladas nacieron aquí.

 

castillo de Nantes

tumba de Francisco II de Bretaña, catedral de Nantes  La catedral es gótica, pero no demasiado destacable en mi opinión. Es un poco «mazacote». Pero merece la pena entrar por ver la tumba de Francisco II de Bretaña; un monumento renacentista. Dos estatuas yacentes (Francisco y su mujer) de mármol blanco de Carrara coronan este monumento que tiene un león, un perro, angelitos y cuatro doncellas que representan la justicia, la fortaleza, la templanza y la prudencia. Para tener más de quinientos años se conserva estupendamente.

También dentro de la catedral está el cenotafio del general Lamoricière. Es otro monumento de mármol blanco (con columnas y todo) y cuatro estatuas de bronce negro alrededor (representan la fe, la sabiduría, el coraje militar y la caridad).

catedral de Nantescatedral de Nantes

Nantes es una ciudad muy agradable para pasear; tiene muchas plazas con fuentes espectaculares, parquecillos, calles peatonales y mucha vida. Junto al río Loira hay un paseo que está dedicado a la historia de la esclavitud. Nantes fue un centro importante en el tráfico de esclavos entre Europa y América, y en el suelo de este paseo hay cientos de placas con nombres de barcos negreros que salieron de aquí. Y de muestra, un botón:L'Amitié, zarpó de Nantes en 1728

L'Uni, zarpó de Nantes en 1788L'Aimable Therese, zarpó de Nantes en 1772L'Aimable Pucelle, zarpó de Nantes en 1753La Jeune Celine, zarpó de Nantes en 1830

En fin, un par de días más sociales que culturales que me han servido para coger fuerzas para la recta final del viaje.