Fin de semana en Madrid

martes, 27 de octubre de 2009

El viernes por la tarde hice mi tercer viaje en AVE y hoy (el domingo, quiero decir) he hecho el cuarto. Si tenemos en cuenta que la primera vez que subí a uno de esos bichos fue en Abril, creo que no está mal. Como amante de las estadísticas he de añadir que este año he hecho otros 2 viajes en tren en España (Barcelona-Logroño y Zaragoza-Barcelona), tres en Bélgica (Bruselas-Brujas, Brujas-Gante y Gante-Bruselas), uno en Tailandia (Bangkok-Ayuthaya) y otro más en Vietnam (Nha Trang-Saigón). O sea, un total de once. Y esta era la estupidez número 1 de la entrada de hoy.

Parque París, Las Rozas En fin, este fin de semana he estado en Madrid. El Domingo era mi cumpleaños y he decidido pasarlo con la familia, que ya hace bastante tiempo que no la veía. En realidad lo único interesante que ha pasado, a efectos del tema que aquí se trata, es que el sábado por la tarde estuve con mi hermano y Queca “Es Bondad” Ostos dando de comer a los patos en el Parque París y, ya de paso, tratando de adaptarme a mi cámara “nueva”. Infructuosamente, he de añadir. La cámara sigue sin enfocar bien y, cuando lo hace, no saca las fotos como yo quiero. La menos mala es la que acompaña a estas líneas. Añoro mi vieja L4, ¡Malditos chorizos!

PD: hoy (Martes) nos han instalado internet en casa, ya casi no nos falta de nada :-)

Un mes de mi vida

miércoles, 21 de octubre de 2009

Mis aventuras del último mes no han sido demasiado interesantes –turísticamente hablando-, y creo que ninguna de ellas merecía una entrada en el blog por si misma. Aún así creo que ya hace demasiado tiempo que no escribo nada. Por lo tanto voy a resumir aquí mis más recientes avatares

Fiesta de la Mercé. Barcelona, 20 de Septiembre.

castellers en la Plaça de Sant Jaume Casi seis meses he tardado en ver por primera vez a los famosos Castellers. Y ha sido a lo grande, una competición entre algunos de los mejores grupos en la Plaça de Sant Jaume. Tardé casi 20 minutos en recorrer los últimos cien metros del Carrer de la Llibreteria, tal era la aglomeración de gente. Una vez allí me encontré con Ricardo, que había acudido con más gente de CS para ver el evento. Me uní al grupo y poco a poco logramos acercarnos a una distancia bastante buena de los castellers. El procedimiento es más o menos así; Antes de que un grupo empiece a montar un castillo anuncian por megafonía quien va a montar el castillo y como va a ser: “castellers de Sants un ocho de cuatro”, o “castellers de la vila de Gràcia un siete de tres”, cosas así –y en catalán, claro. Parece ser que el primer número es la altura y el segundo es la cantidad de personas por piso. Una vez montan la base, que está formada por un montón de gente apiñada, comienzan a subir, piso por piso, todos los castellers en la Plaça de Sant Jaumedemás, cada piso está formado por gente más pequeña (o joven) hasta el último, que es de uno o dos niños de 7 u 8 años. Da bastante repelús ver a los chavales trepar hasta allí arriba, la verdad. A mi me impresionó mucho la alegría con la que van bajando, piso por piso, cuando un castillo de especial dificultad ha salido bien. Jalean al público, levantan los brazos. Es como si hubieran marcado un gol en una final de un mundial o algo así. También resulta muy espectacular un modo de “construcción” en el que se forman los pisos de arriba en el suelo y los van levantando uno a uno desde abajo, o sea, al revés… brutal. Después de ver unas cuantas construcciones nos fuimos a tomar algo por ahí y yo me fui a casa enseguida, porque iba con un resfriado mal curado y estar tanto tiempo con el sol pegándome en la cabeza no me había sentado demasiado bien.

castellers en la Plaça de Sant Jaume

Logroño. 25-27 de Septiembre.

El día 26 se casó mi amiga María Cereceda, así que nos reunimos allí un grupo de viejos amigos para celebrarlo. Un gran fin de semana lleno de historias, risas, buena comida y mucha bebida… O sea, una de esas que no pintan nada en un blog de viajes.

Primera quincena de Octubre en Barcelona.

el piano de mi casaEl día 30 de Septiembre tenía que desalojar la casa en la que había pasado los últimos tres meses. Ya llevaba algún tiempo buscando piso con mi amigo Guillermo, pero no habíamos encontrado nada decente aún. Así que tuve que “okupar” el sofá de la casa que él compartía con Héctor hasta que encontramos “a place to call home”. He estado diez días viviendo de un modo bastante precario. Tanto Guillermo como Héctor han hecho todo lo posible para que me sintiera como en casa. Gracias a eso vivir sin tener un sitio donde vaciar las maletas tampoco ha sido tan malo como cabría esperar en un principio. Afortunadamente encontramos un piso decente en a primeros de mes. Es un piso que venía sin amueblar (bueno, casi sin amueblar, tiene un piano :-D ), así que nos hemos pasado un par de semanas bastante ajetreada comprando cosas y organizándolo todo para poder colgar el cartel de “home, sweet home” en la puerta. A estas alturas ya tenemos una casa casi perfectamente funcional… pero aún queda trabajo.

Eso es todo.