7 hitos de la ciudad de Gerona

domingo, 26 de octubre de 2014

Este fin de semana Juliana y yo hemos hecho una excursión a Gerona. Aprovechando el buen tiempo que nos deja el calentamiento global en estas fechas, hemos paseado, comido al aire libre y disfrutado de esta ciudad. Además estaban comenzando las fiestas de Sant Narcís, con lo cual la animación callejera era aun más festiva de lo que es habitual.

Para que os hagáis una idea de lo que Gerona da de sí, os dejo con una lista de siete actividades que el visitante no debe dejar de realizar cuando llega a esta ciudad.

1- Besar el culo de la leona

Juliana besando el culo de la leona en Gerona«Quien quiera volver a Gerona, besará el culo de la leona». O algo así dice la rima, quizás sea otra cosa. Sea como fuere el beso al culo de la leona de piedra encaramada a una columna (también de piedra) en la entrada de la ciudad medieval por la calle de Calderers es un ritual para el que se llegan a formar colas de gente esperando su momento para cumplir con la tradición.
No puedo dejar de informar de que el Ayuntamiento de la ciudad desaconseja besar la piedra por la posible propagación de enfermedades. Así que si eres algo aprensivo mejor le das un cachetito, que también vale.

 

 

 

2- Pasear por la muralla

muralla de GeronaLas murallas de Gerona rodean todo el centro desde la orilla del río Oñar hasta la misma orilla al otro lado de la ciudad. Las partes más antiguas datan del siglo IX, pero los muros y accesos están restaurados y adaptados de modo que el visitante puede recorrer el perímetro completo por lo alto con toda seguridad. No solo se disfruta de unas vistas fantásticas, además es un gran modo de hacerse con la ciudad en una primera visita para luego bajar a explorar las calles.

Ojo: cuando hay tramontana es mejor ir bien abrigado o quedarse abajo. Puede hacer mucho frío allí arriba.
muralla de Gerona
muralla de Gerona

3- Perderse en las calles del casco histórico

GeronaLas calles de la ciudad amurallada son un lugar perfecto para hacer de turista aventurero sin arriesgar mucho. Partiendo de las dos grandes arterias (Rambla de la Libertad y Calle de los Ciudadanos), con sus tiendas, sus museos y con sus grandes cantidades de gente, tan solo tienes que desviarte un poco, internándote por calles empinadas y estrechas, para quedarte solo en rincones encantadores. Cuando los encuentres, disfruta el momento, que la ciudad es pequeña y no es fácil mantenerse perdido mucho tiempo.GeronaGerona

4- Cruzar todo los puentes del río Oñar

GeronaDesde el Puente de Piedra hasta el puente de Sant Feliu, pasando por el puente de las Pescaderías Viejas (construido por Eiffel), estas estructuras nos permiten ver las celebérrimas casas de la orilla. Estos edificios pintados en tonos pastel con sus persianas oscuras y sus tendederos son, sin duda, el lugar más fotografiado de la ciudad.

GeronaGerona

5- Ver los castells en la plaza del Vi

castells en Sant Narcís, GeronaEn todas las fiestas importantes de Gerona se celebran diadas castelleras en esta plaza, pero las de Sant Narcís son, sin duda, las más importantes. No solo porque es el patrón de la ciudad, sino porque esta diada cierra tradicionalmente la temporada castellera. Por ese motivo las collas participantes lo dan todo en un último esfuerzo para cerrar bien el año. Además, después de varios meses de diadas, los miembros están en plena forma. Gracias a estos elementos, hoy, 26 de octubre de 2014, hemos sido testigos de la construcción de un castillo que se ha intentado casi treinta veces en la historia y tan solo dos collas han logrado cargar y descargar (dos veces cada una). Hoy los Minyons de Terrassa han descargado (por tercera vez en su historia) un 3 de 10 amb folre i manilles con una facilidad pasmosa. Mientras la enxaneta trepaba por las piernas de sus compañeros todos los presentes hemos aguantado la respiración de forma inconsciente. En cuanto el niño ha alcanzado la cima y ha levantado la mano los aplausos atronadores han roto el silencio en un estallido de alegría, con la sensación por parte de todos de estar presenciando algo que no será fácil volver a ver. Aunque, quien sabe, a lo mejor se supera el año que viene.
castellers en Sant Narcís, Gerona

6- Visitar el mercadillo de coleccionistas de los domingos

Placas de cava en GeronaEsta mañana, en la plaza de Cataluña, nos hemos topado con un mercadillo de coleccionistas muy completo. Puestos de sellos, monedas, clics (de playmobil), discos, libros, películas y, lo más llamativo, chapas de cava (la que cubre los tapones). No tienen nada que envidiar a mercadillos mucho más famosos y desde luego, bien merece una visita si pasas por aquí un domingo por la mañana.
GeronaGerona

7- Subir la escalinata de la catedral corriendo con los deportistas autóctonos

GeronaEn estas escaleras, aunque no se vea en la foto, siempre hay atletas locales que se dedican a subir hasta arriba corriendo y haciendo diversos ejercicios, como subir los escalones de dos en dos o hacer sprints en cada tramo.
Yo solo puedo decir que para subir andando tengo que parar a mitad de camino a recuperar el aliento.

Lo que yo quiero para reyes

lunes, 13 de octubre de 2014

Como podéis comprobar en el «archivo de entradas» que hay a la derecha de estas líneas (o quizás quede un poco más abajo), este año apenas estoy escribiendo en el blog. Es cierto que no he viajado mucho (por ahora, que aún quedan dos meses y hay cositas programadas) y por lo tanto no tenía mucho que contaros, pero el motivo principal de la sequia es que he estado concentrado en mi primera novela, 55 días en Indochina, que he escrito con mucha ilusión y que terminé de revisar por enésima vez hace unos días. La novela ya está en las manos de todos los agentes editoriales que he podido encontrar y espero que alguno tenga a bien representarme y ayudarme a que se edite como creo que merece.

55 días en Indochina trata sobre el viaje a Indochina que hice entre enero y marzo de 2009 y que fui describiendo en este blog día a día a medida que se desarrollaba (os recuerdo que todas esas entradas están recogidas en el Diario de Indochina). Cuando regresé del viaje y releí las entradas sentí que faltaba algo. El Diario recogía todos los datos, narraba algunas anécdotas y mostraba los lugares con centenares de fotos, pero no era suficiente. Entonces me propuse escribir sobre aquél viaje de un modo más reposado. Me reté a mi mismo a trasladar al papel las sensaciones y los pensamientos, las conversaciones y los personajes que conocí. Y en los meses siguientes lo intenté varias veces, pero nunca llegaba a ninguna parte y terminé por dejar la idea apartada en un rincón. Me llevó casi cuatro años reunir el coraje para retomarla y en febrero de 2013 me puse manos a la obra con seriedad y dedicación. He pasado un año y medio entre notas y borradores, tachando y reescribiendo, dando forma, textura y sabor a la realidad del viaje con ligeros matices de ficción (alguien me dijo alguna vez que una historia real se puede contar hasta con un 20% de mentira sin que nadie pueda protestar). Y ya puedo descansar. El libro está terminado.

Ahora solo falta que, como dije en el primer párrafo, aparezca alguien que quiera terminar de pulir lo que haya que pulir. Alguien que vista al libro de domingo; con una cubierta vistosa, unas hojas bien ordenaditas y (por pedir que no quede) una buena selección de fotos a todo color. Y alguien que lo ponga ahí fuera; en los estantes de las librerías, en los lugares destacados de las webs de ventas, en los escritorios de los críticos y, sobre todo, que te lo deje cerca a ti.

Así que empiezo la carta: «Queridos Reyes Magos…»