Algunas cositas de La Vera

jueves, 26 de diciembre de 2013

Hace ya algunos años (concretamente cinco), escribí una mini entrada para desearos feliz navidad y, ya de paso, hacer algo de publicidad, si no de mi pueblo, que es poco publicitable, sí de algunas de las joyas de los alrededores.

Hoy, 26 de diciembre de 2013, quiero desearos a todos unas felices navidades con unas fotos de algunas de esas joyitas:

1- La garganta de Cuartos, en Losar de la Vera

garganta de Cuartosgarganta de Cuartosgarganta de Cuartos

2- Monasterio de Yuste , en Cuacos de Yuste (aquí murió Carlos I de España y V de Alemania en 1558)

monasterio de Yuste

Correo retrasado

jueves, 5 de diciembre de 2013

Hoy, cinco de diciembre de 2013, me ha llegado esta estupenda postal desde Nueva York.

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Hasta ahí todo bien.

El susto ha llegado al ver que era de mi amigo Mario (que ya ha salido en este blog).

¿Mario en Nueva York? Pero… ¿No estuvo allí hace…?

Aun asombrado miré la parte superior de la postal para hacer una rápida comprobación de la fecha del matasellos.

Y allí estaba. Bien clarito:

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¿Por donde habrá andado esta postal en los últimos 864 días? ¿Habrá visitado decenas de países? ¿Habrá compartido el bajo de un armario con una familia de ratones? ¿Habrá pasado ese tiempo en el bolsillo de un cartero que se había propuesto batir un record?

Nunca lo sabré. Lo que sí sé es que debo una disculpa a Mario por haberle dicho cosas feas cuando estuvo en Nueva York y no se acordó de mi para mandarme ni una miserable postal.

Viaje relámpago a Carcasona (Carcassonne) - segunda parte

domingo, 1 de diciembre de 2013

Decíamos ayer que habíamos llegado a Carcasona y habíamos hecho un recorrido nocturno por la ciudad amurallada. Hoy ha tocado hacer el recorrido de día, el típico. Donde anoche nos encontramos con calles semidesiertas y tiendas cerradas, hoy el jolgorio habitual de un lugar turístico nos ha arropado en cada rincón.

CarcasonaCarcasona

Al ser primer domingo de mes la entrada al castillo era gratuita, así que hemos paseado por torres, murallas y salas de trono leyendo toda la información sobre esta ciudad, que no es tan real como parece a primera vista.

CarcasonaCarcasona era, como todo el mundo sabe, una ciudad medieval amurallada, una fortaleza. Lo que no todo el mundo sabe (al menos yo no lo sabía) es que la ciudad fue importante hasta el siglo XVII, pero que desde entonces fue siendo deshabitada hasta que cayo casi en el olvido. Durante años las casas abandonadas albergaron a vagabundos y sus piedras fueron arrancadas para ser usadas en otros lugares. El lugar se fue desmoronando poco a poco hasta convertirse en un amasijo de piedras y escombros abandonado de la mano de Dios y los hombres.

En el siglo XIX llego la efervescencia romanticista, que llenó los corazones de pasión por el medievo. Prosper Mérimée, insigne escritor y arqueólogo, llegó hasta Carcasona en su calidad de Inspector General de Monumentos y se enamoró de los techos rotos, las paredes derrumbadas y las murallas agujereadas. En 1844 logró que se pusiera al arquitecto Eugène Viollet-le-Duc como reconstructor de la ciudad. El bueno de Eugenio se dedicó a la tarea con pasión y en unos años dejó la Ciudadela de Carcasona (que allí llaman la Cité de Carcassone) como nueva.

Carcasona

Tan “como nueva” que a algunos les pareció de mentira. Eugenio se pasó un poco y en la reconstrucción usó materiales no autóctonos, modificó algunas construcciones originales y cambió partes de la muralla. Aquello creó una cierta polémica que llega hasta nuestros días, en los que se están haciendo esfuerzos por re-reconstruir la fortaleza tal y como era originalmente.

CarcasonaCarcasona

Dejando de lado estas consideraciones, el paseo por la ciudad es muy recomendable… si obviamos las tiendas de armaduras, espadas de madera y recuerdos más o menos interesantes, claro. Las callejuelas de piedra y las plazoletas con pozos y jardincitos compensan sobradamente el tener que lidiar con masas de turistas en las calles principales incluso en un frío día de diciembre.

abadía benedictina de Saint HilaireTras haber recorrido todo lo que debía ser recorrido en la Ciudadela de Carcasona, cogimos el coche para ir a la siguiente escala: la abadía benedictina de Saint Hilaire. Este lugar tiene a gala el haber sido el inventor del vino espumoso en 1531, cien años antes de que se fermentara la primera botella de Champagne. En la abadía, que era de clausura, hay una bodega subterránea con un agujero en el techo. Por el agujero los campesinos tiraban las uvas que eran recogidas por los monjes para hacer el vino. Además aquí se encuentra el sarcófago de San Sernín, creado por el Maestro de Cabestany. Este era un escultor anónimo del siglo XII que dejó su obra repartida entre el norte de España y el norte de Italia y que se caracteriza por el detalle exquisito y por tallar a los personajes con ojos almendrados y los pies enormes.

abadía benedictina de Saint Hilaireabadía benedictina de Saint Hilaire

2013_1201_153710AAEn Alet-les-Bains paramos para comprobar que los restos de su abadía del siglo XII no estaban abiertos al público y seguimos hacia el sur, internándonos en un cañón que hace las veces de estribaciones pirenaicas para llegar hasta el castillo cátaro de Puilaurens. Tuvimos que dejar el coche en la base de la escarpada colina donde está el castillo y caminar por entre pinares para llegar hasta los restos abandonados. En la plaza de armas la nieve se acumulaba en las umbrías y en las murallas el viento nos arrancaban diamantes de los ojos, pero es esfuerzo de la subida y el frío merecían la pena. Las vistas desde el castillo eran bastante interesantes y siempre es divertido recorrer pasadizos oscuros en edificios antiguos.

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Y con esta visita terminó el rápido fin de semana. Del castillo de los Cátaros salimos, con la calefacción del coche a tope y las piernas cansadas, camino a casa. La noche caía y aun nos quedaban mucho kilómetros de carretera.

Viaje relámpago a Carcasona (Carcassonne) - primera parte

sábado, 30 de noviembre de 2013

Este fin de semana Juliana y yo hemos salido de viaje con nuestros amigos Armin y Dalius (que ya salieron en el blog hace un año y medio. Enlace). En el viejo coche de Armin hemos recorrido algunos puntos muy interesantes del sudeste de Francia a lo Thelma y Louise… por dos.

Portbou

La primera parada la hicimos en Portbou. Este es un pequeño pueblo costero, el último de España antes de la frontera. Dimos un paseo por la playa de guijarros bajo un cielo oscuro que amenazaba con desplomarse sobre nuestras cabezas y seguimos camino en cuanto comenzaron a caer las primeras gotas de agua.

PortbouPortbou

Coll dels Belitres En la frontera paramos junto a un pequeño monumento que recuerda que por allí huyeron miles de republicanos tras la guerra civil española. Los franceses abrieron la puerta a los refugiados el 28 de enero de 1939 y a partir del 5 de febrero se permitió el paso también a los militares, a condición de que dejaran sus armas allí. El lugar es un punto elevado desde el que se ve el mar y Portbou. Solo salimos del coche Dalius y yo; el viento hacía que las gotas de lluvia dolieran al golpearnos la cara. Abrir un paraguas allí habría sido como inventar una nueva modalidad de vuelo sin motor. Nos sacamos las fotos de rigor en unos minutos y rápidamente regresamos a refugiarnos al calor humano del coche.

La carretera de la costa es una montaña rusa de curvas en las que uno no sabe si avanza o retrocede. Apenas 26 kilómetros separan Portbou de Colliure, pero con la lluvia tardamos casi una hora en cubrir la distancia.

frontera franco-españolafrontera franco-española

Colliure «Esto se parece a Cinque Terre», dijo Juliana nada más salir del coche. Yo estaba mareado y tenía la vista algo nublada, pero enseguida pude reconocer que había merecido la pena llegar hasta allí. Colliure (Collioure en francés) es un pueblo que destaca por el castillo que parte en dos su línea costera y por las viviendas que cuelgan del acantilado. Caminamos por las calles jalonadas por casas de tonos pastel entre nubes, claros y chubascos intermitentes. Algunas de las callejuelas están ocupadas por estudios de pintores y escultores, destacando por su colorido la Rue de la Fraternité. Cuando paseábamos vimos un plano en el que se señalaba que Antonio Machado está enterrado en el cementerio del pueblo [¿Cómo dices? ¿Qué tú ya sabías que Machado murió y está enterrado en Colliure?… Pues yo debo reconocer avergonzado que no tenía ni idea]. Tuve que forzar al grupo a ir a rendir homenaje al gran poeta (a ellos hay que perdonarles, como son extranjeros es normal que no le conozcan).

ColliureColliureColliure

La entrada al castillo era gratuita por las celebraciones navideñas. En el interior, montones de adultos franceses con sus niños franceses escuchaban a un coro que cantaba villancicos en francés, compraban recuerdos franceses y comían dulces franceses subidos en camellos (que parecían argelinos). Nosotros paseamos por los pasadizos, subimos por escalinatas angostas y nos sacamos fotos en las murallas.

ColliureColliureColliureColliureColliure

Paramos en Tautavel para visitar el famoso museo de prehistoria. Quedaba una hora para el cierre y la taquillera, que dominaba el francés tan bien que no le cabían más idiomas en el cerebro, nos convenció de que no teníamos tiempo suficiente para verlo entero. Bueno, convenció a Dalius, que habla algo de francés. Éramos los únicos visitantes, posiblemente en todo el día, y supusimos que la señora quería cerrar e irse a casa pronto. Sea como fuere, le hicimos caso y seguimos camino. Nos internamos por carreteras de tercera categoría para llegar a Carcasona. Se nos hizo de noche cruzando aldeas desiertas y sendas estrechas en las que tan solo el GPS nos daba algo de esperanza de que íbamos en la dirección correcta.

Cerca de las siete el sendero que llevábamos desembocó en una carretera con líneas pintadas en el asfalto y farolas eléctricas; nos acercábamos a Carcasona. Sin mayores percances nos hicimos con el apartamento que habíamos reservado en los apartamentos Adonis La Barbacane (magnífica localización, buen precio, limpio y completo). Tras una cena home-made, un par de botellas de vino y una propuesta matrimonial forzada hicimos una incursión nocturna para familiarizarnos con la famosa ciudadela sobre la que me extenderé con más detalle en la entrada de mañana.

CarcasonaCarcasona

La Sagrada Familia, Barcelona

lunes, 23 de septiembre de 2013

En 1882 comenzaron, bajo la dirección del arquitecto Antoni Gaudí, las obras del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia. Este edificio se convertiría años después en uno de los iconos más reconocibles de la ciudad de Barcelona.

La Sagrada Familia, Barcelona Llevo ya más de cuatro años en esta ciudad y no ha sido hasta hoy que he entrado a verlo. ¿Cómo puede ser eso?, ¿por qué?, ¿estás loco? Se preguntarán muchos, pero el motivo es muy sencillo; normalmente se cobra entrada para visitarlo. Y no es barata. Además las colas de turistas suelen ser espantosas. Así que estaba esperando pacientemente a que llegara una oportunidad adecuada. Y ha sido esta semana, con motivo de las fiestas de la patrona (La Mercè), que han hecho jornadas de visita gratuita. Tan solo había que reservar la entrada en la web de las fiestas y te daban fecha y hora. Así se evitan colas y agobios… una de esas cosas bien hechas, vamos. Así que he aprovechado la oportunidad de ver esta iglesia increíble por dentro con Juliana y nuestros amigos Armin y Dalius (todos ellos han salido ya aquí, así que no los presento).

La Sagrada Familia, BarcelonaLa Sagrada Familia, Barcelona

La Sagrada Familia es una basílica que tiene la peculiaridad de que hoy en día sigue en construcción. Siempre recuerdo que mi padre, que la visitó en los ochenta, contaba lo peculiar que era recorrer una iglesia mientras los artesanos y obreros trabajaban a su alrededor. Era una oportunidad única poder asistir a la construcción de un monumento en vivo y en directo.

La Sagrada Familia, BarcelonaLa Sagrada Familia, Barcelona

Hoy en día el interior está prácticamente terminado, así que no hay andamios ni obreros. Lo que si hay son colores, columnas, niveles y formas peculiares por doquier. El resultado, como atestiguan las fotos que adornan esta entrada, es sencillamente espectacular.

La Sagrada Familia, BarcelonaLa Sagrada Familia, Barcelona

Las obras actuales se centran en el exterior, donde se termina el tercero de los cuatro portales y se alzan, poco a poco, las torres centrales. En 2026 se celebrará en centenario de la muerte de Gaudí y los hay que ponen esa fecha para terminar la construcción del templo… pero todavía les queda mucha tela que cortar, así que yo apostaría a que no. Además, el que esté sin terminar le otorga una peculiaridad que la hace más atractiva, y no creo que los gestores de las visitas turísticas sean ajenos a este detalle.

La Sagrada Familia, Barcelona

El círculo se cierra

domingo, 15 de septiembre de 2013

Todo viaje, por definición, tiene principio y fin. Y desde que el hombre se hizo sedentario esos hitos del recorrido son el mismo punto; haciendo que todo viaje sea, casi por definición, circular.

recorrido

Y mi periplo de este verano no podía ser menos. Y este es el momento en el que regreso a mi pequeño punto del mapa. Al lugar en el que está mi casa. Pero no sin antes pasar una última aventurilla…

Hay veces que las cosas ocurren de un modo curioso. Este verano he recorrido más de 7.000 kilómetros por Europa. He recorrido nueve países y no he subido a un solo avión. He usado trenes, autobuses, blablacar y he hecho auto-stop.
No he tenido un solo problema el los primeros 6.850 kilómetros. Pero, cuando tan solo me quedaban 150 kilómetros para llegar a casa, pasó esto:

autovía Madrid-Barcelona

Sí señoras, la rueda de la furgoneta en la que íbamos 9 personas reventó cuando circulábamos a 120 km/h por la autovía Madrid-Barcelona a la altura de Lérida. Para habernos matado.
Ocurrió en una recta y el conductor no tuvo mucha dificultad en dirigirse a la cuneta y aparcar allí en espera de que llegar ayuda.
Curiosamente el tipo, que se llama Daniel, borró su perfil de blablacar al día siguiente y creó uno nuevo en el que se llama Gustavo… supongo que alguno de los ocho pasajeros le dejó una opinión negativa. Yo no lo hice, los accidentes ocurren y no creo que sea plan de culpar a nadie. Además todos llegamos a nuestro destino sanos y salvos (un poco más tarde de lo previsto, eso sí).

Y al fin llego a casa, 50 días después de haber salido. En este viaje he jugado a la petanca en Nimes; he paseado, de la mano de Juliana, por Praga al anochecer; he comido salchichas en Núremberg; he mordido a un gnomo en Breslavia; he bebido palinka bajo la luz de las estrellas junto al río Mosoni Duna. En definitiva, he vivido montones de experiencias, he explorado montones de lugares y he regresado a otros que bien merecían una segunda –o tercera- visita. En la mochila traigo montones de viejas amistades reforzadas y montones de amigos nuevos. Regreso a casa con la certeza de que el mundo está lleno de personas fantásticas y de lugares increíbles. Regreso a casa soñando con la próxima aventura…

Unos días de descanso en Madrid

sábado, 14 de septiembre de 2013

Para terminar el viaje he pasado unos días en casa de mis padres para hacerles una visita y, ya de paso, descansar un poco y prepararme para el regreso. Ha sido un poco como la descompresión que tienen que hacer los submarinistas antes de regresar a la superficie.
Quiero poner aquí una nota personal y comunicar al mundo que he aprovechado para afeitarme toda la barba por primera vez en… no sé, por lo menos 15 años. La sensación es muy extraña. Por no hablar de las caras que han puesto mis padres y hermanos al verme; todo un aviso de que no debo volver a hacerlo nunca más.

un pato de Madridun bar de Madrid

Además ha venido Juliana desde Barcelona para conocer a mi familia y pasar esos últimos días conmigo (Juliana ya ha aparecido en las entradas de Breslavia, Praga, Núremberg y Dusseldorf, así que no es necesario presentarla, ¿verdad?). 
A lo pareja de turistas felices (y sin barba) hemos aprovechado para acercarnos a ver el templo de Debod en uno de esos magníficos atardeceres que se ven en Madrid con frecuencia. Por desgracia estaban cerrando cuando hemos llegado y no hemos podido entrar, pero solo por darle la vuelta y verlo por fuera merece la pena la experiencia.

templo de Debod, Madridtemplo de Debod, Madridtemplo de Debod, Madridtemplo de Debod, Madrid

Y con esta tontería queda cerrado el viaje; o casi…