Viaje relámpago a Carcasona (Carcassonne) - primera parte

sábado, 30 de noviembre de 2013

Este fin de semana Juliana y yo hemos salido de viaje con nuestros amigos Armin y Dalius (que ya salieron en el blog hace un año y medio. Enlace). En el viejo coche de Armin hemos recorrido algunos puntos muy interesantes del sudeste de Francia a lo Thelma y Louise… por dos.

Portbou

La primera parada la hicimos en Portbou. Este es un pequeño pueblo costero, el último de España antes de la frontera. Dimos un paseo por la playa de guijarros bajo un cielo oscuro que amenazaba con desplomarse sobre nuestras cabezas y seguimos camino en cuanto comenzaron a caer las primeras gotas de agua.

PortbouPortbou

Coll dels Belitres En la frontera paramos junto a un pequeño monumento que recuerda que por allí huyeron miles de republicanos tras la guerra civil española. Los franceses abrieron la puerta a los refugiados el 28 de enero de 1939 y a partir del 5 de febrero se permitió el paso también a los militares, a condición de que dejaran sus armas allí. El lugar es un punto elevado desde el que se ve el mar y Portbou. Solo salimos del coche Dalius y yo; el viento hacía que las gotas de lluvia dolieran al golpearnos la cara. Abrir un paraguas allí habría sido como inventar una nueva modalidad de vuelo sin motor. Nos sacamos las fotos de rigor en unos minutos y rápidamente regresamos a refugiarnos al calor humano del coche.

La carretera de la costa es una montaña rusa de curvas en las que uno no sabe si avanza o retrocede. Apenas 26 kilómetros separan Portbou de Colliure, pero con la lluvia tardamos casi una hora en cubrir la distancia.

frontera franco-españolafrontera franco-española

Colliure «Esto se parece a Cinque Terre», dijo Juliana nada más salir del coche. Yo estaba mareado y tenía la vista algo nublada, pero enseguida pude reconocer que había merecido la pena llegar hasta allí. Colliure (Collioure en francés) es un pueblo que destaca por el castillo que parte en dos su línea costera y por las viviendas que cuelgan del acantilado. Caminamos por las calles jalonadas por casas de tonos pastel entre nubes, claros y chubascos intermitentes. Algunas de las callejuelas están ocupadas por estudios de pintores y escultores, destacando por su colorido la Rue de la Fraternité. Cuando paseábamos vimos un plano en el que se señalaba que Antonio Machado está enterrado en el cementerio del pueblo [¿Cómo dices? ¿Qué tú ya sabías que Machado murió y está enterrado en Colliure?… Pues yo debo reconocer avergonzado que no tenía ni idea]. Tuve que forzar al grupo a ir a rendir homenaje al gran poeta (a ellos hay que perdonarles, como son extranjeros es normal que no le conozcan).

ColliureColliureColliure

La entrada al castillo era gratuita por las celebraciones navideñas. En el interior, montones de adultos franceses con sus niños franceses escuchaban a un coro que cantaba villancicos en francés, compraban recuerdos franceses y comían dulces franceses subidos en camellos (que parecían argelinos). Nosotros paseamos por los pasadizos, subimos por escalinatas angostas y nos sacamos fotos en las murallas.

ColliureColliureColliureColliureColliure

Paramos en Tautavel para visitar el famoso museo de prehistoria. Quedaba una hora para el cierre y la taquillera, que dominaba el francés tan bien que no le cabían más idiomas en el cerebro, nos convenció de que no teníamos tiempo suficiente para verlo entero. Bueno, convenció a Dalius, que habla algo de francés. Éramos los únicos visitantes, posiblemente en todo el día, y supusimos que la señora quería cerrar e irse a casa pronto. Sea como fuere, le hicimos caso y seguimos camino. Nos internamos por carreteras de tercera categoría para llegar a Carcasona. Se nos hizo de noche cruzando aldeas desiertas y sendas estrechas en las que tan solo el GPS nos daba algo de esperanza de que íbamos en la dirección correcta.

Cerca de las siete el sendero que llevábamos desembocó en una carretera con líneas pintadas en el asfalto y farolas eléctricas; nos acercábamos a Carcasona. Sin mayores percances nos hicimos con el apartamento que habíamos reservado en los apartamentos Adonis La Barbacane (magnífica localización, buen precio, limpio y completo). Tras una cena home-made, un par de botellas de vino y una propuesta matrimonial forzada hicimos una incursión nocturna para familiarizarnos con la famosa ciudadela sobre la que me extenderé con más detalle en la entrada de mañana.

CarcasonaCarcasona