Primer día de turismo familiar en Budapest. Para empezar con fuerzas hemos arrasado, al más puro estilo Rivas, con el desayuno-buffet del hotel y hemos dedicado la mañana a recorrer, al más puro estilo guiri, los puntos turísticos relevantes de Pest. Como todo el mundo sabe Pest es la parte de la ciudad que queda a la derecha del Danubio si miras hacia Eslovaquia. O a la izquierda si miras hacia Serbia, si así os queda más claro. O sea, lo que viene siendo la parte Este de la capital.
He llevado a la panda a la basílica de San Esteban (patrón de Hungría) y hemos rodeado el parlamento. El sol estaba pegando duro, pero hemos sido capaces de pasear a lo largo de la orilla del Danubio en sentido Sur hasta la calle Váci, principal arteria turístico-comercial de Budapest. Y, recorriendo dicha calle, hemos llegado al mercado central donde hemos comido cosas típicas húngaras. Mi padre se ha metido su primera ración de Gulash al cuerpo.
Y después nos hemos echado una merecida siesta. Para ser honesto he de decir que no estoy seguro de que fuera merecida, pero con este calor no hay quien aguante mucho tiempo turisteando por la calle y no hay mejor sitio donde pasar las horas de la tarde que debajo del aire acondicionado de la habitación.
Al atardecer, a lo cobarde, hemos vuelto a salir. Hemos pasado por la sinagoga principal (la segunda más grande del mundo) y por algunas más pequeñitas en el barrio judío. Hemos terminado el día tomando unas limonadas y comiendo paninis en uno de los muchos “ruin pubs” del barrio (del barrio judío, pero no lo repito porque queda literariamente pobre y decir hebreo me suena raro). Me ha costado bastante encontrar uno de los que conocía del año pasado, pero al final lo he logrado y allí hemos estado disfrutando de la atmosfera tan especial que tienen estos lugares.
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