Esta mañana me he cambiado al hotel Maramures, más económico que el otro (20€) y con servicio de lavandería. Si, amigos, ¡Mañana podré cambiarme de ropa!
A las 11:00 he cogido el microbús (2,50€) que lleva a Sighetu Marmatiei (Sighet para los locales). Por el camino he ido charlando con una nativa del lugar que vive en Suiza y que me ha puesto al día sobre los hitos de su pueblo. La chica era muy maja y al llegar allí, sobre las 12:30, me ha dado su número de teléfono por si tenía algún problema.
Sighet es un pueblo de 45.000 habitantes en la frontera con Ucrania. Lo primero que he hecho ha sido ir al altamente recomendado “museo memorial a las víctimas del comunismo y de la resistencia” (1,50€). El museo se encuentra en una antigua prisión que formaba parte del llamado Gulag Rumano. Las celdas se han usado como centros de exhibición organizadas por temas. Casi todos los textos están tan solo en rumano, pero en la entrada te prestan una guía en inglés muy completa. Hay un par de celdas que se han conservado tal y como estaban y en la puerta se puede leer “La celda donde murió fulano de tal”. 
En total son más de ochenta celdas en las que se habla de las elecciones amañadas, la propaganda, la resistencia (como los maquis en España, pero a lo rumano), las diversas rebeliones ocurridas en diferentes países (La de Hungría de 1956, la de Praga de 1968, la de los obreros polacos de 1980 y las definitivas de finales de los 80), la vida cotidiana en las prisiones, la persecución étnica, la cronología de la guerra fría… multitud de cosas muy interesantes y perfectamente expuestas. En el exterior hay una especie de ermita laica o “espacio de reflexión y oración” y una escultura que podéis ver en la foto de aquí abajo. He de decir que no me esperaba algo así, la cantidad de información y la calidad de su exposición son sobresalientes y creo que es un museo que merece un lugar destacado en la lista de mis museos favoritos.
Y menos mal que ha sido así, porque un breve paseo por el pueblo me ha bastado para cerciorarme de que aquí no hay nada más que hacer. Miento, para ser sincero he de decir que me habían recomendado otro museo, pero que está en las afueras del pueblo. Como hacía mucho calor y no me apetecía darme la paliza he decidido volverme a Baia Mare en el bus de las 17:00. Pero parece que ese bus no existe, así que he estado dando vueltas por la parada tomando cafés en diferentes bares hasta que ha aparecido el bus de las 18:15 que me ha traído de vuelta a Baia Mare.
Nota: el recorrido hasta Sighet también merece ser mencionado, el pueblo está al otro lado de los Cárpatos, así que hay que atravesar la montaña para llegar, además por el camino se pueden apreciar casas con puertas de madera típicas de la zona (fotos abajo).
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