Cuando uno llega a la plaza de Bolívar lo primero que sorprende es el tamaño. La plaza es enorme, y en un sábado soleado es un no parar de vendedores de fruta o recuerdos, turistas, fotógrafos más o menos profesionales, mendigos, ociosos, familias con niños, indigentes, retratistas, indios con trajes tradicionales, policías, palomas, tomadores de sol y carteristas. La estatua de Bolívar es algo mediocre; comparada con el grandioso Bolívar Desnudo de Pereira o el chocante Bolívar Cóndor de Manizales es pequeña y simplona. El Capitolio Nacional es un edificio que destaca por su grandeza Europea neoclásica y la Catedral Primada de Colombia es mucho más interesante por fuera que por dentro.
Luego uno se interna en las calles del barrio. Calles decoradas con guirnaldas, calles con teatros pequeños, calles con bares y restaurantes pretenciosos o modestos, calles con turistas, calles jalonadas por casas coloniales de colores vivos que dan forma, vida y alma a este barrio.
Por último quiero destacar los grafitis callejeros que se encuentran en muchas esquinas y que, en ocasiones, son realmente artísticos y poéticos.
4 comentarios:
Me trae buenos recuerdos de mis visitas a Bogota.
Estoy de acuerdo con la apreciacion del Bolivar desnudo (Pereira) es el mejor!
Gracias por el comentario, Felipe. Es verdad que el Bolívar de Bogotá es algo decepcionante, pero mejor dejar en el aire cual es el mejor :)
Un abrazo.
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