La isla de Busuanga se encuentra en la región de Palawan, al sur de Manila. Es una isla relativamente pequeña con un aeropuerto regional, pocas carreteras asfaltadas y montañas verdes.
Día uno
Llegamos al aeropuerto de Busuanga el día 9 por la mañana, en vuelo directo desde Manila. Antes de aterrizar el avión de hélices sobrevuela una constelación de islitas paradisiacas espectaculares.
En el aeropuerto hay furgonetas con aire acondicionado esperando para llevar a los pasajeros hasta Corón, la ciudad principal de la isla. El viaje se hace en 1 hora alternando asfalto con tramos de tierra. 150 pesos por persona.
Hemos llegado a Corón sobre las 10:30, hacía calor, pero no tanto como esperábamos. Hemos paseado buscando hotel y no ha sido fácil; en el centro del pueblo todo parecía estar lleno o era demasiado “agujero”. Lo cual ha sido una suerte, porque hemos acabado en el Coron Villa, un lugar estupendo y con un precio razonable. Además tiene un restaurante muy decente, el Wild Fern, donde hemos cenado casi todos los días.
Corón, como tal, no tiene nada. Es un pueblo feucho con su plaza polvorienta, su mercado, sus colegios y algunos hoteles y restaurantes o chiringuitos dispersos. No tiene ni playa.
Así que la primera tarde alquilamos una moto para ir a alguna de las playas cercanas. Grave error. La carretera, una vez se sale del pueblo, es un camino de tierra lleno de roderas y pendientes pronunciadas que pusieron a prueba las dotes de pilotaje de Juliana. Cuando llegamos a la playa de Bali nos encontramos con un panorama desolador; la playa era de barro y estaba llena de basura, el agua sucia y con fondo de cieno. Obviamente salimos de allí enseguida sin bañarnos. Queríamos ir a la siguiente playa (Cabo) que tenía mejores reseñas, pero nos habían dicho que el camino era aun más complicado. Así que dimos la vuelta y fuimos a los Hot Springs. Una piscina de aguas termales (38-40º) en un lugar muy bonito que nos ayudó a relajarnos un poco antes de afrontar las pendientes de tierra del camino de vuelta a Corón.
Día dos
Hicimos uno de los Tours por los que llegan turistas hasta este rincón del mundo, concretamente el Tour A (950 pesos por persona). A las 8:30 (bueno, en realidad casi a las nueve) vinieron a buscarnos al hotel y nos llevaron en triciclo al barco que nos transportó junto con un puñado de turistas filipinos a los destinos del día.
La primera parada es en el Jardín de Coral y la isla CYC (tan cerca del Jardín que Juliana y yo fuimos nadando). Hay tiempo de sobra para curiosear por el arrecife donde pudimos ver a una familia de peces payaso.
Segunda parada: almuerzo en otra playa, con tiempo para bucear un poco más en un jardín de algas con algún coral intercalado y, claro, peces de colores.
Luego fuimos hasta la laguna verde, una bahía pequeña rodeada de selva vertical en la costa de la isla de Corón (no confundir con el pueblo de Corón), donde nos dimos otro buen baño.
La última parada es en un embarcadero junto a un acantilado al que hay que subir por unas escaleras para bajar al lago Kayangan, donde nos dimos el último baño en agua (casi) dulce.
Nota: si quieres bucear hay que alquilar el equipo de gafas y tubo por 150 pesos o hacer como nosotros y traerlo desde casa.