Chiang Mai, nada que ver, mucho que hacer

Escribo estas líneas el martes, 20 a las 7:01 am en la colchoneta sobre la que he dormido en el salón de Lucy, mi maravillosa anfitriona. En el colchón de al lado duermen Doris y Norbert, otros dos invitados alemanes, arriba, en el cuarto de Lucy, duermen ella y Marcell, una chica suiza, también de couchsurfing.

Ayer fue un día mucho más intenso de lo que esperaba, por el cansancio que llevaba acumulado mi intención era llegar a Chiang Mai, a casa de Lucy, dar una vuelta y descansar toda la tarde. Pero aquí va lo que pasó:

El domingo por la noche fui a cenar con Jacqueline y Aure, una chica de los EEUU que encontramos en el hostal y habla español correctamente, otro personaje de la vida. A las 2 de la mañana cogí el bus (solo media hora de retraso, 4,85€) en la estación de Sukhothai. El bus es de los denominados de segunda clase, el espacio entre asientos es bastante más estrecho que el que tenía en el bus Ayuthaya-Sukhothai y además yo era el único turista del bus, el resto eran tailandeses que venían de paradas anteriores y dormían tapados en mantas que hay en los asientos para el uso de los pasajeros. Me las apañé para dormir a ratos y a las 7 de la mañana estábamos en Chiang Mai.

La casa de Lucy está al otro lado de la ciudad de 200.000 habitantes, así que el tuktuk no fue tan barato como suele ser habitual (2,90€). Llegue a la puerta del templo donde nos habíamos citado y le di un toque al móvil, como habíamos convenido, y al rato aparece Valerie -la chica belga de la que ya he hablado en la entrada de BKK-, que alegría volver a ver a gente que has conocido viajando en otro sitio diferente, parece como si te encontraras con familia… en fin. Desayunamos juntos en casa de Lucy y cerca de las 9 Valerie se fue a hacer un trekking de dos días.

Lucy tiene ahora mismo todas sus cosas en el jardín de la casa porque están arreglándole el suelo en el interior, así que la casa es un caos. Aunque eso me dio la oportunidad de mostrar mi gratitud echándole una mano y además hace la estancia mucho más interesante.

Estuve dando una vuelta por la ciudad de Chiang Mai durante un par de horas y me hice dar un masaje tailandés (1 hora, 2,70€). Una experiencia interesante, es bastante más light que los terapéuticos pero es muy curioso porque en algunos momentos la masajeadora te engancha una pierna con las suyas, en plan llave de yudo, para estirar algún punto concreto. Me gustó mucho y además me ayudó a descansar un poco -en un momento dado casi me quedé dormido. El paseo no es muy reseñable, salvo que reservé el trekking para hoy (20/01/2009).

A eso de las cinco regresé a casa de Lucy y estuve echando otra manilla allí. Habíamos quedado con los alemanes para ir a cenar a un restaurante “bueno”, pero Lucy no se acordaba de que tenía plan: recepción y conferencia del embajador del Reino Unido en el hotel Shangri-La, el más pijo de Chiang Mai. Así que fuimos al sitio donde habíamos quedado con los alemanes, les recogimos, y nos fuimos a ver al embajador… La verdad es que la mayor parte de la gente allí iba “de calle”, pero había gente vestida para la ocasión, y allí estábamos nosotros, llenos de polvo por el trabajo en la casa (ni tiempo a ducharnos nos dio), sacando fotos a todo y comiendo suculentas past¡tas a dos carrillos. Y encima nos fuimos antes de que terminara la charla porque Lucy, la gran Lucy, se aburría y tenía hambre :) Así que la invitamos a un sitio bueno, como la ocasión requería.

Anecdotario: el embajador ha mencionado en su charla al TESCO. Porque, queridos amigos, se me olvidaba decir que ¡¡¡En Tailandia hay Tesco!!! Se llama Tesco Lotus y lamentablemente no he podido entrar aún, habrá testimonio gráfico en cuanto pueda (Si esto no tiene gracia es porque no conoces este blog)