Bajando el Mekong, día 1

jueves, 22 de enero de 2009

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He amanecido a las siete y no he podido resistirme a bajar corriendo al paseo para ver el río. Ha dado la casualidad de que ha amanecido mientras estaba allí y he podido disfrutar del espectáculo del sol naciendo tras las colinas de la otra orilla, en Laos.

2009_0122_080016AA Jacquy se quedó dormida y tuve que despertarla, afortunadamente es una mujer rápida y en apenas quince minutos estaba lista para salir, así que cogimos las cosas y emprendimos camino a la frontera. En vez de ir por la carretera, que es lo normal, cogimos el paseo del río y, de repente, nos topamos con que este terminaba. Estábamos DETRÁS del puesto fronterizo :-S Para no dar la vuelta tuvimos que bajar por una duna y “entrar en Tailandia”para poder salir del país. Los que hacían cola en la frontera se partían de risa.

Fichamos la salida sin mayores contratiempos, cogimos el barquito que cruza el río (1€) y fichamos la entrada en Laos con facilidad y sin hacer mucha cola (35$). Amigos, estoy en Laos.

Laos es uno de los países más pobres del mundo y se nota con tan solo pasear un poco por la calle principal de Huay Xai -lo cual teníamos que hacer para poder llegar al “muelle” donde sale el barco para Luang Prabang; niños descalzos y sucios, mujeres llevando fardos a la espalda atados en la frente… y esto es un lugar de paso de extranjeros, lo cual significa que debe ser de lo menos malo de la región (Bokeo). La gente es tímida, se acerca a ofrecerte cosas, pero no tiene la soltura de las gitanas del romero (por poner un ejemplo cercano) ni, gracias sean dadas al hacedor, su persistencia. Si les dices que no se van sin más.

2009_0122_150028AA El billete para el barco cuesta 30$. Antes de subirme compré un cojín de ositos por unos 0,95€ porque había leído que es necesario para los asientos de madera. Pero el barco solo tenía algunos asientos de madera y el resto eran de autobús, así que mi cojín tan solo sirvió para hacer más cómoda mi famosa “postura de autobús” con las rodillas en el respaldo del asiento de adelante. Supuestamente salíamos a las 10:30, pero el tiempo en Laos tiene otra dirección, sentido, momento y significado. Salimos a las 12:15. La mayor parte de los viajeros eran parejas y viajeros solitarios aunque había algunos grupos de 4-5 jóvenes. Uno de ellos, ingleses, llegó con cajas de cervezas y se fueron a la parte de atrás -una especie de terracita detrás del motor. Allí estuvieron de juerga (bastante tranquila, todo hay que decirlo) todo el viaje. Fui un rato a hablar con ellos y me parecieron majetes, a pesar del rollo que llevan, que no entiendo muy bien lo de venir hasta aquí a emborracharse.

Lo mejor para saber como es el viaje, el barco y el Mekong es ver la galería -es nueva, Laos- y el video del día. Así que paso de describirlo.

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2009_0122_182314AA A las seis en punto llegamos a Pak Beng, escala para pasar la noche. Esta es una aldea llena de Guest Houses, un par de hoteles, restaurantes (dos de ellos indios) y puestos de comida o telas. Al bajar del barco, y tras el caótico rato de “¿Dónde está mi mochila?” con la noche cayendo, linternas y una empinada orilla de troncos resbaladizos, Jaquy y yo seguimos aúna de las niñas que por allí pululaban ofreciendo alojamiento hasta el hostal de su madre. La aldea tiene solo una calle, que es un camino polvoriento -y supongo que embarrado durante las lluvias, en verano- y sin iluminación. La habitación de Jaquy no estaba mal, la mía (4,50€) era… divertida. La ventana -con vistas al rio- no cerraba bien, las paredes eran tablones de madera con agujeros… os aseguro de que en la foto parece mucho mejor de lo que era.

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Dejamos las cosas y fuimos a dar un paseo hacia las afueras del pueblo. Casas con estructura de madera y paredes de hojas de banano trenzadas jalonan el camino, la gente cocinando en hogueras en la calle delante de sus casas. Un puestecito de comida con una tele y 20 o 30 personas hipnotizadas con una especie de telefilme, un chaval ofreciéndonos marihuana y, sobre todo, un cielo con más estrellas que Jolibúd en su época dorada.

Cenamos -estupendamente- en un indio donde trabajaba la hija de la dueña del hostal. Unos 5€ por pollo masala, nam -torta de pan-, 1,5l de agua y 650cc de cerveza Lao, la mejor cerveza del mundo y orgullo nacional.

A las 21:30 estaba duchado, la mosquitera colocada y en la cama ordenando las fotos y luchando por no dormirme. Creo que no he mencionado que en esta aldea la electricidad la produce un generador que funciona de seis a diez de la noche. Así que esperé a que la luz se apagara sola para no tener que levantarme y me dormí enseguida.

Anecdotario: por fin me he encontrado con un español, un valenciano que lleva cinco años viviendo en Dublín y también viaja solo.

PD: he terminado y corregido la entrada de ayer (debajo de esta).

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