Marsella, Francia

sábado, 3 de agosto de 2013

Marsella Pensaba tomarme con calma mi primer día en Marsella. Pero, desde que mi amigo Jules (ver entrada anterior) me dejó en las afueras de la ciudad, no he parado. El bus  me ha dejado "cerca" del centro, he entrado en un hotel a pedir un mapa y me he puesto en camino a la estación de tren para dejar la mochila grande en consigna durante el día. No sólo he cogido el camino más largo, también era el más empinado; he subido y bajado dos colinas y para cuando he llegado a la estación estaba empapado en sudor. He dejado la mochila en consigna (5,50€) y me he metido en una sala de espera con wifi a refrescarme un poco, decidido a tomarme el día con calma. Había quedado con Guille a las ocho y solo eran las doce y media. Una vez descansado y refrescado he bajado al puerto viejo, he comido un kebab y he hecho uso del baño gratuito de un centro comercial para llenar la botella de agua y otros menesteres personales que no vienen al caso. He paseado por el puerto, donde hay un techado-espejo gigante bastante espectacular y me he acercado a la oficina de turismo, más que nada por molestar un poco. La chica me ha convencido de lo fantástico que es subir hasta la iglesia de Notre Dame y, aunque eran las tres de la tarde y lo que hacía el sol ya era puro abuso, me sentí con fuerzas para llegar.

Marsella

isla de If La iglesia de Notre-Dame de la Garde está en el lado sur del puerto, en lo alto de una escarpada colina de 162 metros que se debe subir estupendamente en otoño. En agosto, a las tres y media, con 38º centígrados en la calle... pues no tanto. De hecho la subida es una tortura que tarda en verse compensada. El último tramo es el más empinado y lo he hecho del tirón, sin parar en los miradores secundarios, para llegar a la iglesia y sentarme dentro, donde los demás turistas me miraban como si mi sudoración "modo ducha" fuera un milagro divino. Al recobrar la vista y la sensibilidad en las piernas he dado una vuelta por la iglesia, que no está mal, con muchos barquitos y cosas así, y he salido fuera. En la parte exterior que está a la sombra se estaba estupendamente, con brisa y todo, y además hay una fuente-grifo donde he bebido, he rellenado la botella y me he semi-duchado. Ya estaba listo para disfrutar de las magníficas vistas en todas las direcciones, sacar fotos panorámicas y sentarme a fumar tranquilamente, que es básicamente todo lo que se puede hacer allí arriba. Es un buen sitio para comenzar la visita a Marsella porque la visión panorámica de la ciudad es muy útil para orientarse luego.

Notre-Dame de la Garde, MarsellaMarsella

La Panier, Marsella Por la noche he salido con Guille a dar una vuelta por su barrio, que estaba muy animado. Le Panier está al lado del puerto antiguo, en una colina donde se fundó, hace ya más de dos mil quinientos años, la colonia griega de Massalia. Hoy es un barrio de galerías de arte no convencional, bares peculiares y pintadas artísticas en las paredes. Además, como en todo el centro de Marsella, la comunidad musulmana tiene una fuerte presencia. Estamos en pleno Ramadán, así que al caer el sol se abren tiendas que han permanecido cerradas durante el día y se vende cuscús y comida mora variada en puestos improvisados. Esta costumbre musulmana se mezcla, casi se confunde, con la de los no musulmanes que también a esa hora salen a tomar una cerveza o un helado en una terraza.

En el centro hay varios barrios parecidos, aunque en estos la parte "hippie" está más diluida que en La Panier y en alguno se puede observar la presencia de prostitutas y gente de esa muy delgada y con las uñas sucias que babea al caminar. Tengo entendido que le han dado un buen lavado de cara a la ciudad, ya que este año es Capital Europea de la Cultura, así que antes debía ser algo (aun más) impresionante.

MarsellaMarsellaMarsellaMarsella

Marsella El segundo día visité el nuevo conjunto de museos formado por la galería del Mediterráneo y el museo del ídem que están en la orilla misma del mar, en el extremo del puerto más cercano a Le Panier, y que se interconectan mediante pasarelas elevadas con el viejo faro. La entrada a los edificios es gratuita (no así a las exposiciones) y es interesante el contraste entre el acero y cristal con la vieja piedra a apenas unos metros de distancia. Las vistas sobre la ciudad, el puerto y el mar son también no las califico, porque para eso están las fotos.

MarsellaMarsella

Para cerrar mi estancia en Marsella Guille me ha llevado a un concierto gratuito de Tzwing, un magnífico cuarteto de jazz gitano que toca cosas del estilo de Django Reinhardt. El concierto ha sido en un anfiteatro al aire libre a cinco kilómetros de su casa (medido en google maps). Hemos hecho la ida y la vuelta andando, y por fin he visto la Playa de los Catalanes (que sale en el Conde de Montecristo) y un paseo con estupendas vistas sobre el mar y la isla de If.

MarsellaTzwing en Marsella

No hay comentarios:

Publicar un comentario