Génova, Italia

En esta ciudad hay patrimonios de la humanidad a porrillo: cuarenta y dos edificios (que forman el conjunto Rolli de Génova) y todo el casco antiguo, que es el centro histórico-medieval más grande de Europa. Con esa tarjeta de presentación es extraño que Génova no esté entre los destinos turísticos más solicitados de Italia. Supongo que la fiera competencia de otras poblaciones igualmente importantes y quizás también la cantidad de cuestas que hay que subir y bajar todo el tiempo han desplazado a esta ciudad a la segunda división en lo que al turismo se refiere.

Pero Génova bien merece una visita de al menos un día completo para pasear por las calles, degustar cualquier tipo de pasta con pesto genovés y comer un trozo de focaccia en alguna de las pastelerías especializadas que hay por la ciudad.

Quizás sea Via Garibaldi la calle más importante de Génova. La calle “nueva”, que se abrió en el siglo XVI para dar sitio a los palacios de las clases pudientes. Palacios que en su mayoría son visitables y que deslumbran por los frescos que hay en sus techos y paredes así como por sus jardines y fuentes interiores.

La calle Garibaldi es recta y sin apenas pendiente, lo que contrasta con el magnífico caos que hay alrededor. Calles serpenteantes que suben y bajan, que giran y se retuercen. Calles estrechas con casas de color pastel donde me pregunto si las ventanas chocarán con la fachada de enfrente al abrirse. Calles solitarias y oscuras en las que me encuentro con sirenas buscando marineros y, un poco más allá, una plaza con una iglesia rodeada de fotógrafos japoneses.

Subir al barrio de Castelletto (o, según me ha dicho, a algún otro barrio alto) es absolutamente necesario. Las vistas desde sus miradores merecen el esfuerzo. También se puede subir en ascensor, pero perderse por callejones en ascenso y tener que bajar y volver a subir por otra calle hasta dar con la buena es una experiencia enriquecedora que contribuye a desarrollar el sentido de la orientación. Me habían dicho que arriba, en la explanada Castelletto, podría tomar el mejor granizado de limón de la ciudad. Pero el famoso Don Paolo estaba cerrado, así que me contenté con beber agua de la fuente.

Como todo el mundo sabe (y discute). Cristóbal Colón nació en Génova. Para demostrarlo aquí está el museo-casa natal del navegante, que es tal falsa como la casa de Julieta de Verona, y un monumento dedicado a Cristóforo Colombo por “la patria”. Para que quede claro.

La verdad es que, pensándolo bien, un día no es suficiente para disfrutar de esta ciudad como se merece… voy a tener que volver.

Nota: en esta entrada he experimentado con la saturación de color de las fotos. Agradecería comentarios al respecto aquí mismo, en la página de facebook, por correo, teléfono, en persona o como mejor os convenga. Muchas gracias.