Una de las grandes ventajas de hacer couchsurfing es poder participar en acontecimientos de los que uno difícilmente se enteraría si no fuera a través de un lugareño. Es el caso de la fiesta en la que he participado hoy.
Camogli es un pueblecito costero que dista 25 kilómetros de Génova, en el borde de un parque natural. Estos días se celebra aquí lo que sería el equivalente a la fiesta mayor del pueblo, y hoy era en día grande.
A las cuatro de la tarde estábamos allí Alessandro (mi anfitrión), sus amigos (algunos italianos, una española, una hongkonesa, una estadounidense y una polaca) y yo mismo. Hemos pasado una tarde estupenda en la abarrotada playa del pueblo y yo he podido bucear un poco gracias a unas gafas que me han prestado. Al ser una playa de roca el fondo es bastante interesante, con muchos peces diversos, algas, estrellas de mar y una medusa traicionera que se ha enamorado de mi brazo.
Pero lo bueno no comenzó hasta que se puso el sol y comenzó a oscurecer. Un rato antes habían empezado a vender barquitos de papel con velas (velas de cera, no de tela, o sea, candles no sails) y en cuanto se hizo de noche la gente fue encendiéndolas y depositándolas en el agua. Algunos también lanzaban lámparas de papel voladoras. Pronto el mar estaba completamente lleno de luces de colores a medida que la gente se acercaba a la orilla a poner más y más velas.
A eso de las nueve y media se formó una línea de personas con antorchas, metidos en el agua hasta las rodillas y espaciados unos 10 metros por toda la playa. Parece que esperaban a que llegara el U Dragun, que es un barco pequeñito con remos y una vela (esta sí es de tela) que es el símbolo y orgullo del pueblo y que ha navegado por el Támesis, el Danubio, el Sena, el Hudson e incluso por las costas de Argentina.
El momento más impactante fue cuando, mientras pasaba el U Dragun a pocos metros de la orilla, los remeros se pusieron de pie y levantaron los remos en el aire, mientras en la orilla todo el mundo guardaba un minuto de silencio (creo que por una nadadora que había muerto la semana anterior en un accidente con una lancha motora). La estampa de tanta gente callada, con el barco rodeado de pequeñas velas de colores y los remeros firmes y con los remos en alto pone los pelos de punta.
Pero no hay nada mejor que ver las fotos y los videos para haceros una idea. Todas las que iluminan esta entrada (y muchas más) están en la galería del viaje. Debería recomendar mis propios videos, pero este y este que me he encontrado en youtube son mucho mejores (y además en el primero salgo yo de refilón y en el segundo de fondo).
Nota: la fiesta de Stella Maris se celebra en Camogli el primer domingo de agosto (todos los años), por si queréis ir el verano que viene.
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