Otro día medio tonto, en Bauska

martes, 21 de agosto de 2012

Ayer me enteré de que para seguir camino hacia Šiauliai (en Lituania) no tenía más remedio que volver a Riga y allí coger otro autobús. Según las guías de viajes los autobuses para Lituania tienen parada aquí, pero eso es cosa del pasado. Como ayer ya tuve una buena ración de autobuses he decidido quedarme aquí otro día y hacer ese viaje mañana.

BauskaBauskacastillo de Bauskacastillo de Bauska

castillo de Bauska Ayer me acosté tempranito, como ya dije, así que hoy, sin correr mucho, estaba en la calle antes de las nueve, camino al castillo de Bauska, que está en el mismo pueblo. El castillo lo construyó la orden livona, una rama de la orden teutónica, en el siglo XV. En el siglo siguiente fue adaptado como vivienda para un duque y en el siguiente fue destrozado durante la guerra polaco-sueca. Permaneció deshabitado hasta que se creó un museo en su interior, en 1990. Ahora mismo gran parte del edificio se está reconstruyendo. En los alrededores del castillo hay un parque natural que termina en un “pico” donde se juntan los ríos Musa y Memele creando el comienzo del río Lielupe (el que crucé ayer con la bici un poco más abajo).

confluencia de los ríos Musa y Memele, Bauska

Cuando he regresado al hotel la puerta estaba cerrada y he tenido que esperar un buen rato, como media hora, hasta que ha salido el recepcionista medio dormido a abrirme balbuceando excusas sobre su compañera. Para entonces eran casi las doce. He subido a mi habitación y he visto que una couchsurfer de aquí, a la que escribí ayer pidiendo que me acogiera, ha respondido positivamente. Aunque no volvería a Bauska hasta las 6 o 7, porque está pasando unos días en Riga con una amiga. El incidente de la puerta me ha dado la fuerza moral para tomarme la cosa con calma, ducharme, mandar unos emails y hacer checkout del hotel a la una y media con todo el descaro. El recepcionista no ha puesto ningún pero.

BauskaBauska

El resto del día lo he pasado moviéndome poco y escribiendo mucho. He descubierto que en la estación de autobuses hay WIFI, pero no enchufes, y un bar cercano tiene enchufes, pero no WIFI. Así, jugando al recargo-interneteo, he pasado el día hasta que ha llegado Diana, que es la couchsurfer de la que he hablado antes. Y nos hemos ido a su casa. Hemos cenado, hemos charlado y hemos comprobado que mañana tengo que coger el autobús de las 9:40 para coger una conexión a una hora decente con Šiauliai. Así que toca madrugar otra vez.

castillo de Bauska

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