Vang Vieng, lo que hace la Lonely Planet

viernes, 13 de febrero de 2015

Vang Vieng es un pueblecillo laosiano más. Un lugar pequeño, relajado. Una aldea en donde los locales dedicaban la vida a cultivar arroz y a pescar en el río. Lo normal.Vang Vieng, Laos

Pero este pueblo reunía una serie de características que lo hacían especial. Por un lado se encuentra en un valle llano, rodeado de espectaculares montañas kársticas. Por otro lado está entre Luang Prabang y Vientiane, las dos ciudades más importantes de Laos, en un sitio estratégico para hacer una parada de una noche en el largo viaje entre esos dos lugares.Vang Vieng, Laos

Y era cuestión de tiempo que a alguien se le ocurriera que el río que pasaba por allí reunía las condiciones perfectas para bajarlo tranquilamente subido en un flotador gigante. Posiblemente esa misma persona pensó que sería más atractivo el paseo si pusiera bares con música a todo trapo en las orillas del río. Poco tardó, supongo yo, en darle más marcha al asunto vendiendo metanfetamina y batidos de marihuana u opiáceos. Y no creo que tardara mucho la Lonely Planet en hacerse eco de este montaje y alentar a la chavalería a venir, alegando que hacer tubing (lo del flotador) en Vang Vieng es un rito de paso fundamental del circuito mochilero del sudeste asiático.Vang Vieng, Laos

Y, naturalmente, la cosa se desmadró. Cuando yo pasé por aquí en 2009 estaba bastante mal (segunda parte de esta entrada y primer párrafo de esta), pero aun no había llegado lo peor. En las orillas del río se multiplicaron los bares que ponían la cerveza barata, la música a todo trapo y atracciones como trampolines o cuerdas para que los turistas se tiraran al río desde alturas poco recomendables cuando el fondo está lleno de rocas cerca de la superficie (sobre todo en la temporada seca). En el año 2011 se reportaron 27 turistas muertos, ahogados o por colisión con rocas. Nunca sabremos cuanto se partieron un brazo, pierna o fueron hospitalizados por intoxicación etílica, anfetamínica o de hongos mágicos. Lo que si sabemos es que en 2012 las autoridades tomaron cartas en el asunto. Cerraron casi todos los bares del río, dejando abiertos el que pertenece al jefe de la policía local y tres o cuatro más de amiguetes. También tomaron medidas y los batidos de drogas desaparecieron de las cartas de muchos restaurantes. Así que el pueblo se tranquilizó un poquito. Hoy en día hay la cantidad de neo-jipis drogados es bastante moderada y existen alternativas bastante interesantes al tubing-borrachera, como la que hicimos nosotros y que relataré en la próxima entrada.Vang Vieng, Laos

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