Bangkok-Doha-Madrid, el día más largo

Como ya dije ayer, me he acostado a las dos y me he levantado a las cuatro. A las cinco ha empezado el viaje propiamente dicho, cuando he cogido la furgoneta que me ha llevado al aeropuerto (3€). He visto amanecer en el aeropuerto, he facturado, he gastado mis últimos Bahts en tabaco... nada extraordinario, vamos. El avión ha salido a las 8:50 y ha aterrizado en Doha a las 15:20 en mi horario interno, la hora local eran las 11:20. Era un avión nuevo (Boeing 777) con nuevos sistema de entretenimiento con pantalla táctil (podéis ver el vídeo de demostración en mi videoteca) y muchas más series y películas para elegir que en el vuelo de ida. Además estaba despejado, así que me he pasado el viaje mirando series y viendo como pasaban Tailandia, Myanmar (Birmania), India, Omán, Emiratos Árabes Unidos y Qatar bajo mis pies. He visto las islas esas con forma de palmera en E.A.U., pero estaban un poco lejos y había calima, así que las fotos no han quedado muy claras. Aún así es bastante impresionante. La espera en Doha se ha hecho amena porque (esta vez si) he podido conectarme a una red WIFI y he estado mandando mails y publicando la entrada del sábado, que ya estaba terminada.

El segundo vuelo se me ha hecho muy pesado. El avión era igual que los que tuve en el viaje de ida y he vuelto al viejo sistema de entretenimiento que hace ocho semanas me pareció la cúspide de la modernidad (podéis ver la descripción aquí)pero que ha perdido mucho enteros con la aparición en mi vida de la pantalla táctil. Además solo funcionaba un auricular y, con el ruido del avión, me era muy difícil escuchar nada en condiciones. Lo mejor que puedo decir es que me ha tocado donde la salida de emergencia y al menos tenía sitio para estirar las piernas. Hemos despegado a las 17:45 (hora local, 13:45) y hemos llegado a Madrid a las dos de la mañana (hora local, 20:00). He sacado fotos de Qatar, Creta, Túnez y la costa valenciana.

Afortunadamente la mochila ha llegado intacta, mi hermano me esperaba en la terminal y el día ha terminado tranquilamente en una típica cena familiar.

En definitiva, he pasado 14 horas y 45 minutos volando y mi día ha durado 26 horas (19 de luz solar). Ahora toca descansar, recuperarme del jetlag y comenzar a planear el resto de mi vida.

Nota: no os vayáis, que aún quedan algunas entradas de resumen, estadísticas, tomas falsas y preparativos para próximas aventuras.