Angkor III, episodio final

domingo, 1 de marzo de 2009

Hoy ha tocado terminar de recorrer lo que nos dejamos el primer día de la “zona central” de Angkor, así como ver el atardecer en Angkor Wat. En principio habíamos pensado en volver al guest house a medio día para descansar, pero éramos conscientes de que volver a recorrer los 7 kilómetros que hay hasta los templos por la tarde nos iba a costar mucho. Así que lo lógico era salir un poco más tarde y aguantar el día entero. Nos metimos un desayuno de campeonato entre pecho y espalda (hay foto en la galería) y cogimos las cutre-bicis de 2$. Digo lo de cutre porque cuando llevábamos algo más de un kilómetro pinché y tuvimos que volver a cambiar la bici. Además estas son, sin duda, las peores bicis que he alquilado desde que estoy en Indochina.

En fin, el caso es que superamos los problemas logísticos y llegamos Angkor sin mayor novedad. La primera parada la hicimos en Bayon. Aunque ya lo habíamos visto el primer día consideramos justo y necesario recorrerlo de nuevo. Sigo pensando que es de lo bueno lo mejor y de lo mejor lo superior. Lo cierto es que la primera parada fue unos 100 metros antes para sacar fotos a unos monos que había al lado de la carretera, pero los monos no molan tanto como Bayon ni de lejos.

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2009_0301_135026AA Luego hicimos varias paradas en templos más o menos interesantes (*), entre los que destacaría el de Ta Keo, con sus empinadísimas escaleras. Llegamos -justo antes de comer- a Ta Prohm, mundialmente famoso porque en él se rodaron algunas escenas de Tomb Raider. Y la verdad es que es una pena, porque eso lo convierte en un imán para turistas que hacen cola para sacarse una foto al lado de uno de los árboles que han crecido sobre las rocas del templo (supongo que será el que sale en la peli). Lo bueno es que si te alejas un poco del centro de la acción hay otros muchos árboles engarzando sus raíces en las rocas sin tanta gente alrededor. En la opinión -respetable- de Guillermo, este es el templo más bonito de Angkor y, aunque yo sigo prefiriendo Bayon, dejaré que siga siendo mi amigo.

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2009_0301_165156AA Después de comer nos tumbamos a la sombra de unos árboles al lado del lago donde vimos amanecer ayer y no tardé ni un minuto en quedarme completamente dormido. Tan profunda fue la siesta que tardé dos templos más en recuperar la consciencia. Curiosamente eran los dos que nos quedaban, y para cuando salimos del último, el sol ya caía en picado así que fuimos deprisa y corriendo hacia Angkor Wat, a ver el maravilloso espectáculo del atardecer allí. Bueno, lo de maravilloso es porque lo dicen las guías, ya que cuando está nublado la cosa no es para tanto :-( Lo que si es para tanto es la iluminación que tiene el templo y que pillamos de casualidad cuando ya pedaleábamos de vuelta. Obviamente paramos para inmortalizar el momento y echar un cigarrito de despedida a Angkor.

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Y mañana, si los hados no lo impiden, regreso a Bangkok.

(*): cuando digo “más o menos interesantes” quiero que quede claro que estos templos son auténticas joyas. Pero ya se sabe que cuando estás en la élite si no eres el primero no vales nada.

Nota: increíble la niña-vendedora que se nos acercó hablando en español (no estábamos hablando entre nosotros en ese momento). Se pasó un buen rato a nuestro lado -como suelen hacer siempre- y resulta que había aprendido nuestro idioma hablando con turistas. Obviamente no hablaba demasiado bien, pero Guille y yo estábamos boquiabiertos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta la señal del elefante!!
Yo pensaba que la que vi con una ardilla se llevaba la palma, pero no...
Queca!

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