Hanói; Ho Chi Minh, marionetas y Bia Hoi

martes, 10 de febrero de 2009

En el día de hoy he cubierto los grandes hitos turísticos de esta ciudad, así que la entrada me ha quedado un poco larga. Espero que no sea muy aburrida.

2009_0210_110229AA El primer paso ha sido ir al Teatro de Marionetas de Agua a comprar la entrada para la sesión de las 15:30 (todas las demás sesiones estaban agotadas) y comprar un plano de autobuses locales para evitar a los cyclo y a los moto-taxi. Sobre las nueve y media cogí el bus 9 hasta el complejo-monumento a Ho Chi Minh y antes de las 10 ya había visto la momia del personaje más alabado de este país. Lo de la visita al mausoleo, donde está el cadáver embalsamado, se lo toman muy en serio aquí. Para empezar no se puede entrar con pantalones o falda que muestren las rodillas y hay que dejar la mochila en una taquilla. Hay que subir unos tramos de escalera en los que hay militares que te van amonestando cada error que cometas en tan sagrado lugar: hablar, cruzar los brazos, meter las manos en los bolsillos, llevar gafas de sol, gorro… muy interesante. Obviamente no se pueden sacar fotos en el interior, así que tan solo tenéis mi palabra para saber que el tío Ho se conserva en unas condiciones que ya quisieran muchos vivos.

Luego visité el museo, en el que las normas son más permisivas y hasta te dejan sacar fotos. Es un museo bastante extraño que no sé muy bien como definir. Tiene una colección de objetos personales de Ho Chi Minh y algunos altos mandatarios que no conozco y también regalos hechos por otros países (ya sabéis, Rusia, China, Cuba… sitios así). También me acerqué a la “Pagoda de un Pilar” que está en lo alto de un pilar (como su propio nombre indica) que reposa sobre un estanque, muy bucólico. Quería ir a la casa de Ho Chi Minh, pero aquí el camino a seguir es muy estricto y parece ser que hay que verla después del Mausoleo y antes del Museo. Así que me quedé con las ganas.

2009_0210_100713AA2009_0210_101752AA2009_0210_102252AA2009_0210_102812AA2009_0210_103516AA2009_0210_120300AA

2009_0210_130256AA Desde el complejo me di un paseo hasta el Lago del Oeste, pasando por la puerta del Palacio Presidencial que no se puede visitar. Es una pena, porque es un edificio colonial bastante impresionante. Desde el lago volví al Barrio Antiguo paseando por las calles de la ciudad y algunos mercados pequeñitos. Aquí los comercios de las calles son temáticos: la calle de los móviles, la calle de los bolsos y mochilas, la calle de los MP3, la calle de la ropa… como los gremios de la edad media pero a lo moderno. Entré en el mercado de Dong Xuan, que es uno de los más famosos de Hanói. tiene tres plantas abarrotadas de pequeños comercios distribuidos, como las calles, por zonas. Parece ser que este mercado se reconstruyó en 1994 después de que un incendio echara abajo el viejo edificio. Murieron 5 personas, todas ellas habían entrado en el mercado cuando ya se estaba quemando a rescatar o robar mercancía.

2009_0210_145714AA Comí al lado del Lago Hoan Kiem y luego me senté en un banco a ver pasar la vida. Estuve un rato fijándome en la mirada de los vietnamitas. Desde que lograron la independencia de China hace más de mil años se han mantenido firmes y han logrado resistir a mongoles, chinos (otra vez) y, ya en el siglo XX, a franceses, yanquis, camboyanos y chinos (que volvieron a intentarlo en 1979). Se les ve orgullosos pero pacíficos. Hospitalarios pero ligeramente recelosos. Quitando a los moto-taxistas, vendedores callejeros y otros cuyas mentes han sido devoradas por el verde del dólar, este pueblo preserva su propia y compleja identidad. El comunismo tan solo parece nominal, ya que gozan de una libertad absoluta tanto económica como religiosa y no parece que haya mucha pobreza… bueno, que me lio. Sigo con la crónica.

Entré al templo de Ngon Son, que está en una isla a la que se accede por un puente muy coqueto en el lago Hoan Kiem. El templo en sí no es gran cosa, pero tienen disecada una tortuga de 2,1m y 250Kg que fue pescada en el mismo lago (que no os creáis que es muy grande). Parece ser que aún quedan tortugas gigantes allí -conozco a gente que dice haberlas visto- pero yo solo vi algunos ejemplares de tamaño normalito. La islita está llena de árboles frondosos que dan una sombra muy agradable para soportal el mediodía hanoiano (¿?).

2009_0210_134019AA2009_0210_151124AA2009_0210_150928AB

A las 15:30 estaba en mi asiento del Teatro de las Marionetas esperando a que empezara el espectáculo. Había decidido no pagar el suplemento para sacar fotos para disfrutar de lleno del tema, pero parece ser que la mayor parte de los turistas no piensan como yo y los primeros 15 o 20 minutos del show fueron un poco duros. Cientos de flashes, el matrimonio de al lado mía levantándose para ir al pasillo a sacar fotos con otro ángulo, el de delante levantando la cámara hasta la altura de mis ojos… a veces no entiendo a mis compañeros de planeta, de verdad. Dejando aparte a los inevitables zopencos, lo de las marionetas es un espectáculo muy interesante, hay dragones que echan agua, otros que echan fuego, búfalos de agua, carreras de barcas, escenas de pesca, fénixes… de todo. No voy a describir como es porque es un poco lioso y seguro que hay fotos y videos por ahí. Personalmente creo que es algo imprescindible y espero poder ir a ver otra representación en Saigón u otro lado.

2009_0210_165251AA Y a la salida a prepararme para la tarde-noche. El plan era ir a la zona de los “Bia Hoi”, la cerveza más barata del mundo. No me costó mucho encontrar el sitio, un cruce de dos calles con sillas de plástico en todas las esquinas, invadiendo la calzada, y gente bebiendo cerveza y comiendo. Me encontré con unos holandeses compañeros de habitación y estuvimos allí charlando y disfrutando del espéctaculo un par de horas. Un vaso de unos 30cl de cerveza Bia Hoi vale 3.000 Dongs, o sea, 0,15€. Es un poco como las cervezas yanquis (es decir, sabe a cerveza aguada), pero no se puede pedir más por ese precio. Una parte del espectáculo son los propios turistas comentando lo de la cerveza. Pero la parte realmente divertida son las absurdas pasadas de furgonetas policiales. En el tiempo que estuvimos allí pasaron dos veces, en ambas ocasiones, antes de que lleguen, los dueños de los garitos nos hacen levantarnos a todos y recogen las sillas. Los garitos son diminutos y no se puede entrar, así que cuando pasa la poli hay decenas de personas de pie en la calle con cervezas en la mano, cara de desconcierto o cachondeo (cuando ya sabes de que va la cosa) y los dueños de los locales recogiendo sillas como locos y silbando a lo “aquí no pasa nada”. Lo absurdo del tema es que la furgoneta no llega nunca a pararse y los policías que van dentro van partidos de la risa… Vietnam is different.

2009_0210_201624AB

2009_0210_163908AA Nota: lo de tráfico en esta ciudad no tiene nombre, creo que ya lo he comentado, pero es que es increíble. Las calles de un sentido en realidad tiene dos y las de dos tiene varios, hay motos aparcando en las aceras, saliendo de los aparcamientos, metiéndose por el arcén del lado contrario… de locos. Cruzar la calle es un deporte de alto riesgo al que uno se hace adicto en un par de horas de paseo. He llegado a cruzar calles que no tenía que cruzar solo por el reto que suponían. La habilidad de los motociclistas esquivándote hacen que todo sea (relativamente) seguro y realmente divertido.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"He llegado a cruzar calles que no tenía que cruzar solo por el reto que suponían" ---> jajajajaja
y jajajaja jajajaja. jajaja. jaja. ja. mmm...jaja.
ja
...
ays...

Anónimo dijo...

ah! era queca! la del jaja
(y ahora tb)

Publicar un comentario