Pasila - Böle

martes, 10 de abril de 2012

El Modernismo, ese estilo arquitectónico nacido a finales del siglo XIX y que hizo furor durante algunas décadas en Europa. Muchas ciudades del continente han quedado marcadas por este estilo; Barcelona, París, Bruselas, Vilna (a donde iré este verano si todo va bien), Budapest, Subotica… y, según averiguamos ayer en la oficina de turismo, Helsinki.

En un plano que cogimos en dicha oficina salen “rutas modernistas”. Una de ellas pasa prácticamente por la puerta de nuestro apartamento y va hacia el Norte. Como el plan de hoy es ir a nuestro viejo barrio, Pasila (Que está al Norte) no hay excusa para no hacer al menos parte de esta ruta.

HelsinkiHelsinki 

Helsinki Nos hemos puesto las pilas y hemos salido de casa a la una y cuarto, como turistas profesionales. Durante algo más de una hora hemos disfrutado de algunos extraños edificios que arquitectos con nombres tan castizos como Usko Nyström, Vilho Penttilä o Heikki Kaartinen concibieron. Edificios que parecen castillos, puertas mozárabes, motivos animales y florales, piedra, cemento, granito y metales. Todo vale para que pasear por esta zona sea una experiencia amena y divertida.

HelsinkiHelsinki 

Opastinsilta, 9A, Helsinki Al llegar al extremo Norte de la ruta aún estábamos bastante lejos de Pasila. Así que hemos cogido el tranvía 7B en la plaza Hakaniemi. Tranvía que otrora cogiese a diario para volver a casa tras las clases en la facultad. El recorrido nos sumerge a los tres en la magia del retorno al pasado. Magia que se incrementa cuando nos bajamos y vemos el edificio donde viviéramos una década atrás. El lugar donde nos conocimos, donde durante unos meses compartimos todo con un puñado de personas de diversas procedencias y culturas. Donde aprendimos a ver las cosas desde otros puntos de vista. Un edificio que objetivamente debe ser bastante feo, pero que para mi es más importante que la Sagrada Familia y la Torre Eiffel juntos. Caminando lentamente le doy la vuelta para ver, a la altura del noveno piso, la ventana de la que fuera mi habitación. Mario y Lourdes van también a su aire, sumidos en sus propios recuerdos. Y, en un instante, todo se evapora cuando vemos que se abre la puerta y alguien sale. Aprovechamos velozmente la oportunidad para entrar. Subimos a la segunda planta, donde vivía Lourdes, para que se saque unas fotos en la puerta de su antiguo piso. Luego Mario y yo hacemos lo propio en la novena planta. Según escribo/leo esto me doy cuenta de lo ridículo que puede parecer, pero para nosotros es un rato muy intenso. Mario llama a la puerta del que era nuestro hogar, pero no hay nadie. También subimos a la terraza desde la que una vez vimos la Aurora Boreal. Pasamos casi media hora allí dentro. Pero llega un momento en el que no hay más fotos que hacer o cosas que ver dentro de un edificio de viviendas. Así que, un poco a regañadientes, nos despedimos y salimos, calle Opastinsilta arriba, hacia la siguiente parada, el K-Market. Este era nuestro supermercado de cabecera… y esto ya empieza a ser demasiado ridículo, incluso para mi. Así que no voy a contaros que hemos comido en el Hesburger de la estación de tren de Pasila ni tampoco que hemos vuelto al centro en el mismo tranvía (que es circular) por el otro lado.

Opastinsilta, 9A, HelsinkiOpastinsilta, 9A, Helsinki

Una vez en el centro Mario y Lourdes se han ido de compras y yo me he ido a tomar unas cervezas con mi amiga Penni (una chica que conocí el verano pasado en Guča).

Y, para terminar con el tema Erasmus de un modo que me parece apropiado, transcribo parte del monólogo que cierra la película Una Casa de Locos (L'Auberge espagnole).

Ahora lo veo todo claro. Lo veo todo claro, sencillo, nítido. Creía que era así. No soy así. Ya no soy así, ni así, ni así. ¡Ni así! Soy todo esto. Soy él, y él, y él. Soy él y también él. También soy él. Y a él, no quiero decepcionarle. Soy ella, y ella, y también ella. Soy francés, español, inglés, danés... No soy uno sino varios. Soy como Europa. Soy todos. Soy un caos total. Ahora puedo contarlo todo.

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