El pabellón Mies van der Rohe, Barcelona

jueves, 11 de julio de 2013

Casi todos los visitantes pasamos este edificio de largo cuando subimos a Montjuic. Cuando caminamos al lado de la fuente, con las torres de Venecia a nuestra espalda y el Palacio Nacional al frente, con las cascadas de agua y los jardines alrededor, no nos llama la atención la casita achaparrada que se ve a la derecha (eso si la vemos) y seguimos subiendo hacia hitos más llamativos.

Esto es, claro, si no eres arquitecto o vas acompañado de un arquitecto. Si eres de los primeros seguramente entrarás en trance, si eres de los segundos (como es mi caso) verás como tu compañero de visita deja de hablar, se le dilatan las pupilas, comienza a salivar y sale corriendo como si allí regalaran rotrings.

Dicen los expertos que este edificio representa un avance descomunal en la arquitectura moderna. El amigo Mies lo diseñó para la exposición universal de 1929. Para esa misma exposición, para que os hagáis una idea, se construyó el Palacio Nacional mencionado antes, que está un poco más arriba del monte y parece, en comparación, varios siglos más antiguo.

Cuando terminó la exposición, en 1930, el pabellón se desmontó y alguien tuvo la feliz idea de conservarlo (a piezas, se supone). Así que en los ochenta, en plena fiebre “vamos a hacer que esta ciudad mole mucho”, el ayuntamiento pudo reunir las piezas originales y volver a montarlo donde y como estaba originalmente.

El edificio combina el uso de vidrio, acero y mármoles variados (romano, alpino, griego y del Atlas). Mies utiliza estos elementos de un modo geométrico, aparentemente simple, que da al espacio un protagonismo dinámico y relajado. La discontinuidad y alternancia de colores y el magistral uso de los ángulos rectos proporciona una levedad inesperada…

Bueno, o cualquier otra combinación de palabras pomposas. Lo que si es verdad es que a mi, que no soy arquitecto, me ha gustado mucho. Y eso es lo que cuenta. Aunque confieso que jamás habría entrada si hubiera tenido que pagar los 5 euros que cuesta la entrada (2,70 si eres estudiante). ¡Gracias Sole!

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Espectacular edificio. Lo que se puede hacer con dos paredes de mármol y un techo. Y eso de los 5 euros es un impuesto revolucionario a los arquitectos, que somos los únicos que seguimos entrando cuando dejo de ser gratis. Bro arquiteutis

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