El parque del laberinto de Horta es, supuestamente, el más antiguo de la ciudad. Una parte, neoclásica, data de finales del siglo XVIII, construida por un marqués para su propio regocijo. La otra parte, romántica, la hicieron los descendientes del marqués en el XIX. Aquí tenían su palacio (o, al menos, uno de sus palacios), hacían funciones de teatro al aire libre en verano y recibieron a algunos reyes de España en diversos momentos de la historia. En 1967 los descendientes de los descendientes ceden el parque a la ciudad y, desde entonces, sus puertas están abiertas a cualquier sucio plebeyo, como yo mismo.
Los domingos la entrada es gratuita, así que para echar la tarde mi amiga Mireia y yo nos hemos acercado a verlo porque, vergüenza debería darnos, ninguno de los dos lo habíamos visitado nunca. El parque es relativamente pequeño pero estéticamente agradabilísimo. Incluso parando para hacer fotos se recorre entero en un ratillo. El laberinto propiamente dicho es otra historia. Llegar hasta la escultura de Eros que hay en el centro no fue difícil. Pero tratar de encontrar la salida de nuevo es otro cantar. Esto es enrevesadísimo, oiga. Estuvimos bastante rato dando vueltas, chocando con callejones sin salida, andando y desandando por caminos que siempre parecían ser “el bueno” pero nunca lo eran. Huelga decir, no os asustéis, que al final logramos salir de allí sanos y salvos.
Y creo que las fotos explican mucho más de lo que yo pueda decir aquí. Así que termino diciendo que he juntado todas las fotos de las entradas de Barcelona de este año (Revuelta de las Quintas, Cosmocaixa y esta misma) en una sola galería cuyo enlace podéis encontrar a la derecha de estas líneas (PICS: Barcelona, 2011). También están las fotos de AcampadaBcn, que no tienen entrada asociada en el blog. Pero como son de Barcelona y están echas en 2011 creo que encajan en la galería.
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